-Es cierto. Aquellos fenómenos espaciales son muy peligrosos, y no es cosa de broma -ratificaba su colega y mirando al firmamento.
Y así era. Puesto que hace unos días pudieron analizar por medio del telescopio Hubble, que uno de esos agujeros negros estaba muy cerca a la Tierra, y amenazaba con tragarse todo el planeta. No obstante, una de las criaturas terrícolas. En este caso un murciélago, puso el grito en los espeleológicos escondites de seres como él. Y entonces los murciélagos se pusieron de acuerdo para idear la manera de expulsar lejos y lo más lejos posible a aquel fenómeno espacial. Llamaron a Batman, y este último se puso a cranear, siempre ayudado con las tecnologías que se le conocen y otras no. Así que ayudado por Robín, maquinaron un fuerte rayo de energía, el cual podría no solo desviar al agujero negro sino desaparecerlo. Fue entonces que sin más murmullo ni miramientos, enviaron aquel potente rayo hacia aquel fenómeno espacial. El resultado fue inesperado. Puesto que dicho agujero negro, fue a parar a Egipto. Precisamente al terreno de las pirámides. Sin embargo, dichas edificaciones que siempre han tenido la reputación de indestructibles. Cuando se acercó el fenómeno espacial se tragó las arenas de forma cinematográfica. Y como era de esperarse las pirámides que habían estado inmóviles por milenios, se desenraizaron y empezaron a volar en forma de ciclón, o huracán. Dando vueltas y vueltas. Hasta que al fin todas las arenas y pirámides fueron a parar a lo que sería el "estómago" de aquel agujero negro. No obstante, como en aquellas pirámides tenían un conjuro, una maldición. Fue entonces que aquella degustación terminó por causar arcadas, y regurgitó, es decir, vomitó literalmente todo lo tragado. Y luego de todo eso lo disuadió en continuar y se alejó de la Tierra para siempre. Sin embargo, como no siempre hay finales felices, llegó a vomitar todo lo absorbido. A excepción de esta historia, de Batman y Robin, y no se salvaron ni los murciélagos. Por lo cual, el astrofísico Stephen Hawking se hizo visible en espíritu. Y les dijo a aquellos astrónomos físicos que eso les pasó por no leer su último libro. Y aquellos le respondieron que las editoriales, librerías e incluso ferias de libros habían prohibido su venta, ya que promovía el pavor y la fobia de nuestra civilización, y puso la cereza en la torta, Hawking, diciéndoles que le hubieran avisado para hacerles un descuento si le compraban al por mayor. El único problema es que estoy muerto, dijo el astrofísico, y se me tiene prohibido hacer negocios con los terrestres vivos. No obstante, aquel agujero negro, como todo integrante de bravucones, seguramente volverá con sus compinches. Así que estén todos alertas y busquen mi libro "Los agujeros negros tragaplanetas".
Esgrimista
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