-Bueno, yo sé algo sobre astronomía, pero estando este sol radiante, no podría analizar bien de qué se trata.
Y ese momento cruzaba cerca de ellos un comerciante, un señor que vendía, sombrillas, lentes de sol y binoculares.
-Señor, señor, usted vende binoculares por lo visto -dijo Jonás-. Manipulando uno de ellos y probándolo.
No obstante, el vendedor de binoculares les advirtió que no vieran directamente al sol, sobre todo con esos binoculares.
-Claro señor, no se preocupe -expresó Magdalena al tiempo que le pagaba al vendedor playero.
Sin embargo, estos dos jóvenes quienes estaban magnetizados por aquella visión de Ganímedes, hicieron caso omiso a las advertencias del vendedor, y se pusieron a ver por los binoculares, y aparentemente la estaban pasando de lo lindo. Cuando en eso, algo pasaba. Algo les ocurría. Y de repente se volvieron invidentes. Parecían un par de cieguitos que no distinguían ni las puntas de sus narices. Preocupados pidieron auxilio, por lo cual un salvavidas que oyó su pedido de ayuda, constató que habían perdido la visión y llamó a una ambulancia. Y esta última llegó a los veinte minutos. Entonces ambos fueron llevados a un hospital, y al día siguiente su caso se volvió mediático, e incluso salió en los periódicos titulares como:
Jóvenes pierden visión por negligencia
Bañistas se enceguecen por mirar el sol
Fenómeno astronómico afectó vista de veraneantes
Y mientras todos estaban preocupados, sobre todo las familias de ambos jóvenes. Había una persona que tenía la conciencia tranquila, e incluso estaba descansando en la misma playa. Miraba pasar las olas y echaba las cenizas de su cigarro en un viejo cenicero. Para luego, continuar con las ventas de las sombrillas, lentes oscuros y binoculares.
Esgrimista
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