miércoles, 27 de octubre de 2021

Micro-relato 21: Tres elementos: Lentes de contacto, caña de pescar y karma


Cuentan algunas leyendas, que cuando uno menos se lo espera el destino estigmatiza y zarandea nuestras vidas. Como fue el caso de Zacarías, quien por querer estar a la moda, se mandó hacer unos lentes de contacto. ¿Cómo iba a imaginar que el invento de Otto Wichterle ingresaría a su vida como anillo al dedo? Teniendo los recursos económicos, tomó la decisión de engarzar su visión con aquella creación de aquel químico, profesor e inventor checoslovaco. Una vez que ya los tenía, se sentía diferente. Pensaba además: después de tantos años usando los lentes con montura, por fin puedo mirarme al espejo y ver a otro Zacarías. Eso pensaba él en aquel tiempo. No obstante, cierto día, acompañó a un amigo a enrumbarse al mar, y llevar como siempre su caña de pescar. Pasaron dos horas y no pescaban ni un resfriado. Pasaron cuatro horas y nada. 

-Debe ser cosa del karma -exclamó Santiago, amigo de Zacarías.

-¿El karma? ¿Y eso qué es?

-Pues, no sé muy bien, pero mucha gente le echa la culpa al karma.

-Yo les puedo ayudar -dijo una voz que pertenecía a un tercero que mágicamente estaba con ellos en el bote.

-¿Quién es Ud. y cómo llegó aquí? -le increpó Santiago, con el asentimiento de Zacarías.

-Permítanme presentarme: Soy Gueshe Kelsang, autor del libro "Cómo transformar tu vida". Déjenme decirles que el karma tiene que ver con la causa y efecto, donde todas nuestras acciones de cuerpo, palabra y mente forman parte de las causas, y todas nuestras experiencias son sus efectos.

En ese momento, Santiago y Zacarías se miraron entre sí, pero al voltear a ver al "paracaidista", ya no estaba.

-Vaya señor. Como dicen cada día se puede aprender algo nuevo.

Y como si fuera cosa de magia, pescaron un pez, y otro, y otro. Quedaron deslumbrados, y pensaron que aquel señor del karma habría tenido algo que ver. Teniendo, o mejor dicho ya no teniendo espacio en el bote, regresaron a la orilla, y al regresar los estaba esperando un anciano. 

-Zacarías y Santiago. Los estaba esperando -dijo aquel personaje de la tercera edad.

-Usted... usted es quien subió a nuestro bote...¿verdad?

-Así es. Y si han tenido la fortuna de pescar es porque tuvieron los buenos efectos producto de sus buenas acciones.

En ese momento Zacarías y Santiago se miraron una vez más, pero al voltear a verlo, una vez más desapareció, pero... haciendo una "vuelta de tuerca", los pescados que tenían en sus botes, no solo cobraron vida, sino que se convirtieron en mitad peces y mitad humanoides, quienes por los efectos de aquellos dos amigos, dichos seres híbridos empezaron la conquista de nuestro mundo... ¿qué esperas que sigues leyendo?... a correr, y ¡sálvense quien pueda!


Esgrimista

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