sábado, 23 de octubre de 2021

Micro-relato 18: Tres elementos: Juegos mecánicos, biblioteca, piscina


-Ta que paja, ese Tagadá... qué tiempos aquellos -menciona Gian Paul, brillándole los ojos al igual que a sus dos amigos ochenteros.

-No me hagas acordar, que varias veces quedé "regada" en el piso hasta que se detenía el juego mecánico -recuerda Jessica, tapándose la boca y mirando el horizonte.

-Pero claro, si ese era el vacilón. En aquellos años sí que la adrenalina fluía y fluía, pero también acuérdense de la Montaña Rusa -comentó Luis, motivando las risas de los presentes.

-Jajaja.

-Jajaja.

-Oigan, de tanto reír y recordar se nos pasó la hora. Tengo que ir a la biblioteca de (Av.)Abancay, para terminar de hacer mi tarea de la universidad. Me voy volando, chau, chau -se despide Jessica cargando libros como era su pasión.

Sin embargo, Luis y Gian Paul, viendo el bonito sol del día se pusieron de acuerdo para ir a alguna piscina. Pero, grande fue su sorpresa, que los dueños de las piscinas tenían acordado ese día de verano, limpiarlas y hacerles mantenimiento. Así que cuando parecía que se les quitaba la idea de la piscina, oyeron una voz:

-¡Luis, Gian Paul! -los llamaba Jessica.

-¿Qué pasó? ¿No que te ibas a la biblioteca? -dijeron ambos amigos varones.

-Sí pues, pero... ¿qué creen?

-No nos digas que está cerrada por mantenimiento, jajaja.

-¿Cómo sabes? ¿Quién te dijo?

-Nos lo dijo un pajarito, jeje.

-Vaya, qué "cazuela", que justo hoy todo está cerrado, y con el gringo (sol) que nos quema y nos quema. ¿Y ahora qué hacemos?

En ese momento, los tres se miraron las caras y como si fuese un pensamiento sincronizado. Una idea unánime brotó de sus bocas:

-¡Vamos a la playa! -vociferó Gian Paul, lleno de entusiasmo.

-¡Claro! ¡Es una gran idea! -comentó Luis, alucinando en bikini a su amiga.

En eso llamaron a Jessica por su celular, y conforme iba hablando, sus dos amigos iban notando ciertos remilgos en su rostro. Oyendo que se despedía de la persona que la llamó.

-¿Qué pasó Jessica? -preguntó Luis, sospechando una mala noticia.

-¡Chicos, qué pena! -dijo la "bibliotecaria"-. Me acaban de pasar el dato que en la biblioteca de San Borja (Av. De la Poesía), están atendiendo. Pucha, yo que ya iba a ir con ustedes.

-Sí, pues, qué piña... digo, menos mal que podrás ir a hacer tus tareas.

-Así es, bueno, chau, chau, otra vez... jijiji.

Fue entonces, que Luis y Gian Paul se quedaron mirando las caras, al mismo tiempo que sudaban de tanto calor. Por lo cual, decidieron ir a aquella feria ochentera, donde estaba otra vez el Tagadá, la Montaña Rusa, pero esta vez entraron al Baviera, que fue un juego que era más permitido para mayores. Sin embargo, ambos decidieron entrar a aquel juego que "dio la hora" en su momento. No obstante, pasaron las horas y seguían pasando hasta que al día siguiente salieron los titulares en los periódicos:

VARONES DESAPARECIERON EN JUEGO MECÁNICO

BAVIERA SE TRAGÓ A DOS USUARIOS

OCHENTERA CULPA A DUEÑOS DE PISCINA


Esgrimista

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