También el Gabo expresó posteriormente de recibir el Nobel de Literatura 1982, que hubo personas que le manifestaron que su historia les hizo recordar pasajes de sus vidas, o que determinados personajes se parecían a personas que ellos habían conocido.
Por tal que dicho pensamiento del Gabo pone en dubitación si él estaría entre nosotros, si estaría satisfecho con los resultados. Y ahora que ya han pasado diez años desde su partida, es imposible no recordar aquel inicio de su obra: "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo".
Esgrimista
de soledad. Sentían que había sido parte de sus vidas”.