miércoles, 15 de septiembre de 2010

Pegaso y el unicornio azul

Juan Mujica

Libres cual estrella fugaz sobrevuelan el universo,
con alas bipolares como ángeles del demonio,
el primero se lanza en picada hacia las cascadas de la Vía Láctea,
mientras que el segundo se mimetiza con el Cinturón de Gould.

Prestos a viajar en el tiempo a 380 grados y a menos mil por hora,
nadie los detiene en su aventura alucinógena y quimérica,
tan sólo unos asteroides que llegan como bólidos diabólicos,
obstaculizan sus derroteros llenos de explosivas llamaradas,
y dantesco hechizo de brujos kamikases.

Tanto Pegaso como el unicornio azul viven en el mediterráneo de los océanos galácticos,
nunca se rendirán en sus aventuradas idas y venidas cargadas de magma álgido,
además de sus alas vertiginosas y versátiles, tienen en su esencia una maldición etérea,
cuando lleguen al otro lado del universo, se verán convertidos en un cúmulo de sueños,
que se esparcirán por todo el orbe fantástico y luego dormirán eternamente 
cual constelaciones ficticias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario