Nicomedes Santa Cruz nació hace 86 años, en La Victoria, según él “la primera barriada de la República, porque la barriada colonial había sido el Rímac”.
Fue el noveno de diez hermanos, en un hogar sellado por la pobreza, pero abundante en talento, alguna vez escribió: “Éramos los niños más creativos en la pobreza que teníamos. Era una época en que Lima estaba rodeada de huacas, de chacras y huertos. Tú hundías las manos, y encontrabas un fusil de la guerra del ´79. Yo jugaba con los fusiles de la guerra con Chile. Todo eran carretas. Todo eran pregones”.
Influencia de su madre
Su madre, doña Victoria Gamarra lo acercó al conocimiento de las décimas. El pequeño Nicomedes se acostumbró a escucharla cantar panalivios, festejos, habaneras, valses y décimas, mientras lavaba ropa ajena durante casi todo el día. Ella lo había aprendido de muy niña con los carreteros del ferrocarril. “Mi relación con la décima sufrió un parón en sus primeros años: Mi madre se afectó del corazón y por esto ya no cantaba; al poco tiempo nos fuimos de La Victoria”.
Su primer trabajo
En 1936, cuando Nicomedes terminó la primaria, su madre lo llevó a trabajar a un taller de cerrajería, donde ganaba dos soles diarios. Allí desbordó su talento creativo “Esto de alguna forma me ligó a la actividad artística que, en el fondo, no es ningún cambio sustancial: de forjar hierro a forjar palabras, por ahí están las cosas. Y es justamente en los años 40 cuando empiezo a escribir mis primeras décimas, al reverso de los planos que me entregaban para hacer rejas”.
Don Porfirio Vásquez
A don Porfirio lo conoció a través de unos amigos con los que jugaba fútbol en Breña; y prácticamente lo adoptó artísticamente, pues le enseñó todo lo relacionado a las técnicas de creación de una décima.
“Diariamente por dos o tres horas me fue contando no solamente cómo se hacía una décima, que era lo más simple, porque ya lo había estudiado en el colegio, sino cómo se llevaba una décima dentro del ámbito rural o como un arma de canto de contrapunto, que no difería en nada del canto de los payadores del Cono Sur, del canto de los jarochos huapangueros del Golfo de México o del canto de los guajiros de las Antillas”.
Su hermano: El torero Rafael
Después de regresar deuna larga temporada por México, España y Francia; Rafael le dijo:
“Tú eres artista”. Claro, soy artista del fierro, dije yo. “¡No! Tú eres artista y no del fierro porque en el mundo he visto gente que tiene lo que tú tienes y vive cojonudamente”.
Rafael, siendo tres años menor que Nicomedes había vislumbrado el potencial artístico que tenía.
No se equivocó, lo que siguió después fue producto de la persistencia por el trabajo creativo, pero por sobre todo, del talento innato que hizo de su nombre un referente de peruanidad dentro y fuera de nuestras fronteras.
En recuerdo al día de su nacimiento se promulga la ley 28761, que celebra el Día de la cultura Afroperuana.
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