Juan Mujica
La
primera estrofa voy formando,
Poniéndole
emoción verdadera,
Mi
corazón, la dicha está clamando,
Pide
a gritos relación duradera.
Mi
ilusión está en la lejanía,
Mas
no pierdo mi esperanza buena,
Alimento
mi deseo con manía,
Y
al hacerlo, mi corazón suena.
Amada
mía no me abandones,
Deseada
mía, no te alejes,
Te
seguiré a todos los rincones,
Así
lo haré aunque te alejes.
Al
tomar yo tus blancas manos,
Las
mías se enriquecen en abundancia,
Tus
movimientos son tan arcanos,
Que
predicen un futuro con fragancia.
El
recuerdo de tus labios me trastorna,
Envolviéndome
en un mundo fascinante,
Pero
cuando mi alma a la tierra retorna,
Me
encuentro solo, cual perdido caminante.
El
rastro de tus pasos seguiré eternamente,
Cruzaré
los desiertos y nadaré los siete mares,
Nada
me detendrá aunque me vuelva demente,
Te
seguiré hasta la tumba, en todos los lugares.
El
máximo de tus encantos,
Hacen
que mi alma suspire,
Y
mis sueños que son tantos,
Dicen
que a tu amor aspire.
Me
encuentro en la octava parte,
Mi
oda está en la decadencia,
Tus
ojos son todo un arte,
Serán
milagro o es la herencia.
Tu
corazón solitario,
Extraña
ser querido,
No
soy poeta ordinario,
Soy
corazón herido.
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