En mi época escolar leía los
libros del curso de lenguaje con entusiasmo, pero un día cayó en mis manos un
libro que me cambió la vida: La Ciudad y los Perros de Mario Vargas Llosa.
Yo era una díscola adolescente que
soñaba con ser estrella de rock y había quedado atrapada por el alucinante
libro, al punto de “tirarme la pera” en horas de clases y esconderme en el baño
para leer, acompañada por el fuerte olor a desinfectante que hasta ahora me
trae gratos recuerdos.
Al terminar el libro pensé: Yo también tengo muchas historias que
contar ¡Voy a escribir mi libro!
El contexto era distinto. Yo estudié en un colegio oriental, extremadamente religioso y exigente. Estaba llena de historias, algunas divertidas, otras muy tristes y hasta deprimentes, pero cada vez que se las contaba a alguien que no pertenecía a mi entorno escolar notaba que se emocionaba con mis relatos.
Fue así como escribí mi primer libro: Perras Memorias publicado en
el 2002, cuando todavía era menor de edad y presentado por Nicolás Yerovi. En
aquel momento era la escritora más joven del país, por lo cual fui entrevistada
en algunos medios. Luego publiqué mi primer CD de rock llamado Perras Memorias
que se vendió con el libro.
Mis canciones sonaron en algunos programas de radio nacional y
canté con músicos de la escena, entre ellos Daniel F y Rafo Ráez.
En el verano del 2005, MVLL estuvo invitado a un evento realizado en la Asamblea Nacional de Rectores. Apenas lo vi por TV, saqué un ejemplar de mi primera novela, lo autografié diciéndole que la Ciudad y los Perros me había influenciado para escribir mi primera novela y que gracias a él era escritora.
Luego corrí las pocas cuadras que separaban a la Av. Velasco
Astete de la Calle Aldabas en Surco. Entré sin invitación y vi a Mario rodeado
de una docena de guardaespaldas. Me acerqué como pude y mirándolo a los ojos le
dije: “Mario, para ti con mucho cariño”. Me lo recibió y se fue.
Pensé que era una de las tantas escritoras que le regalaban sus libros y que tal vez hasta lo botaría por ahí, entre las plantas.
Pasaron un par de días y al abrir mi correo su secretaria me agradecía en nombre del Sr Vargas Llosa por el libro y por las palabras cariñosas, así mismo me deseaba muchas suerte en mi carrera literaria.
Salté como loca de alegría por todos lados ¡No lo podía creer! Mi
estrella literaria favorita se enteró que me inspiró y me agradecía. Fue uno de
los días más felices de mi vida.
En el año 2015, publiqué mi libro Plastilina Rock, que se lee en
el plan lector de varios colegios y cada vez que uno de mis lectores me dice
que quiere ser músico o escritor, siento que los escritores tenemos el poder de
transmitir y multiplicar esa buena energía que ponemos en nuestro trabajo.
Fuente: Texto de Cecilia Zero publicada en la revista SOHO
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