martes, 23 de noviembre de 2010

¿Se puede vivir como escritor(a) en estos tiempos modernos?

Es la pregunta que ronda dentro de nuestras cabezas desde que hemos tomado la decisión de vivir de la pluma. Es un oficio que muchas veces solo se consolida luego de mucha constancia y disciplina. Y no se trata solo de escribir a diario en nuestra computadora, sino que amerita una constante capacitación, entrenamiento, socialización con escritores contemporáneos, más experimentados y sobre todo una constante costumbre a la lectura. Y este último requisito es como una obligación, pero que normalmente es un hedonismo y una gran satisfacción que no podemos dejar de practicar. En esencia para ser buenos escritores(as) también tenemos que ser buenos lectores.

Muchos de nosotros hemos empezado en la base 1 a escribir nuestros primeros textos, ya sea poemas, cuentos, crónicas. Sin embargo, esa afición con el tiempo se fue volviendo una necesidad. Casi como una catarsis que así como lo estoy sintiendo en estos momentos en que redacto este artículo, es un acto que requiere como ya he escrito de mucha constancia y esfuerzo. Ya tenemos de ejemplo a nuestro compatriota Mario Vargas Llosa, que casi vitaliciamente tiene asegurado el porvenir, por el premio que recibirá de la Academia Sueca y cómo no decirlo por su último libro “El sueño del celta”.

No obstante, hay una frase que leí hace un tiempo del desaparecido escritor portugués, José Saramago: “No busques trabajo… escribe”. Más de uno en estos momentos está sonriendo y tendrían razón en ser invadidos por una nube de escepticismo, ya que a menos que ya seas un escritor(a) consagrado(a) y reconocido(a), que hasta sales en la tele de vez en cuando, pues si no es así tendremos que reconocer que no es fácil ganarnos un lugar en las memorias colectivas, aunque sea locales. Lo más probable en algunos casos es que a lo mucho nos conozcan en nuestro barrio, y a veces solo en nuestra cuadra. Por tanto, para eso son muy útiles las presentaciones de libros masivas, para que de ese modo nos demos a conocer.

Y si es que nos promocionamos en los medios de comunicación, como lo suelen hacer muchos escritores(as) que a la vez son periodistas y/o comunicadores. Entonces, la balanza se inclina mucho más a nuestro favor. En ese caso tenemos un 50% que la gente en general al oír nuestros nombres lo asocien con nuestros rostros (en caso que nos promocionemos en la tele, youtube, etc). Sin embargo, volviendo al tema de vivir de la literatura, para los nuevos valores no basta con publicar libros, a menos que le dediquemos el 100% de nuestro tiempo y que publiquemos todos los meses. Cuestión que podría llegar a ser contraproducente para nuestra imagen.

Por lo cual no nos queda más remedio que tomar la decisión de un empleo dependiente como redactor, columnista o blogger. Y si mejor aún nos volvemos empresarios independientes, y nos va bien, entonces el asunto irá sobre ruedas. Sin embargo, sin ánimos de desanimar a nadie: “No es nada fácil volverse independiente y/o empresario”. Al experimentarlo lo comprobarán. Vivir de la pluma amerita tener muchos contactos, tanto con escritores, con medios de comunicación y hasta con editoriales económicas. Una vez que encontremos nuestro objetivo, una vez que demos el gran salto hacia la popularidad, habremos iniciado el camino hacia el reconocimiento público. 

Y como lo habremos soñado más de una vez, nuestras obras pasarán a ser best sellers. Y de ahí al Premio Nobel de Literatura existe menos distancia. En conclusión, para vivir de la pluma tenemos que empezar, pero ya, ya, ya. Gracias por leer este artículo y espero les haya servido en su afán de éxito literario.

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