Juan Mujica
Hallábanse discutiendo frente a frente un microscopio y un telescopio. Ambos tenían una rivalidad que ya tenía buen tiempo. Desde que llegaron a aquel viejo laboratorio, donde dos científicos los utilizaban frecuentemente al realizar sus análisis correspondientes. Sin embargo, primero llegó el telescopio, por lo que se ufanaba frente al microscopio, que aquel tenía más jerarquía por orden de antigüedad. No obstante, este último le sacaba en cara que él era más útil, ya que gracias a sus servicios los humanos podían combatir las enfermedades y analizar muchos microorganismos que existen en el ambiente desde siempre.
Hallábanse discutiendo frente a frente un microscopio y un telescopio. Ambos tenían una rivalidad que ya tenía buen tiempo. Desde que llegaron a aquel viejo laboratorio, donde dos científicos los utilizaban frecuentemente al realizar sus análisis correspondientes. Sin embargo, primero llegó el telescopio, por lo que se ufanaba frente al microscopio, que aquel tenía más jerarquía por orden de antigüedad. No obstante, este último le sacaba en cara que él era más útil, ya que gracias a sus servicios los humanos podían combatir las enfermedades y analizar muchos microorganismos que existen en el ambiente desde siempre.
-No me porfíes micro. Yo tengo más tiempo acá. Por tanto, tienes que obedecerme y guardar perfil bajo frente a mi presencia –profería el telescopio con altivez y prepotencia.
-Fuiiiira de acá. Tú habrás venido primero, pero eso no te hace más importante. Además como ya te he dicho, mi labor es primordial para los humanos. Si quieres pregúntales –desafiaba el microscopio a su compañero.
En efecto, a la mañana siguiente entraron muy temprano los científicos e hicieron uso de ambos lentes. Uno de los científicos que era biólogo vio a través del microscopio unas células y unos virus. Sin embargo, el otro científico que era astrónomo quiso ver por el telescopio los últimos descubrimientos de planetas, pero como estaba nublado decidió postergar su investigación hasta que anocheciera. Por tanto, el microscopio fue usado todo el día, mientras que el telescopio esperaba hablando demás y continuando con la discusión. En tanto, cuando salió el ocaso, el telescopio, quien no descansó durante el día por haber insultado a su compañero, al ser utilizado estaba tan cansado que la visión por su lente era borroza y poco nítida. Así que el astrónomo decidió cambiar al viejo telescopio por uno nuevo. Uno que tuviera un lente nítido y que no se nublara durante las noches.
-Eso te pasa por hablador y peleonero, tele. Ahora sabrás y valorarás a los demás que te rodean –sostuvo el microscopio, dándole la bienvenida al nuevo telescopio.
Y el viejo telescopio fue a dar a una tienda de antigüedades, donde luego de mucho tiempo fue comprado por un hombre que le gustaba mirar al espacio. Un astrónomo ciego.
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