domingo, 6 de febrero de 2011

La llorona, Ps! No se lo digas a nadie

Brighit Cornejo

Ahora en este preciso momento sólo necesito dormir para olvidar el dolor y las ganas de querer lloriquear. Soy una llorona, siempre lo fui, lo soy y lo seré, aquello es algo que va más allá de mis parámetros de autocontrol; algo que va más allá de las barreras del deseo y algo distante de un mecanismo de autodefensa como muchos (los pocos que me conocen en realidad) me suelen decir. Claro que no es un mecanismo de autodefensa, eso siempre lo descarto dado que no necesito de un gotear de lágrimas para como poder defenderme de algún individuo o de algún problema de diferente índole. 

Mi padre suele decirme que lo mío es de familia. Tu abuela es llorona y yo también, lo soy por tanto tú también lo eres (digna de pertenecer a la tercera generación). Rio para mis adentros (el hecho que diga que sea llorona, no significa que no pueda sonreír. Escasamente sí, pero río y a veces como loca). Quiero hacerme creer que no soy una persona débil, quiero hacerme creer que la personalidad y el carácter mío distan de todo sentimiento de culpabilidad. Soy fiel a mí misma, y esto me conlleva a la conclusión que al diablo con mis abuela, mi padre, y todas aquellas personas que me juzgan de llorona y de debilucha por el vomito óptico de mis pequeños ojos. 

Mi sentido contracorriente me lleva a decir que Soy así, una mujer (porque ya tengo DNI y me iré a las discotecas y a los bares, hoteles y casinos y a abrir una cuenta en el banco y a mudarme y a…….mejor no sigo ése es otro tema jojolete). Voluble, muy bipolar(no, no soy emo; nunca tanto)  y sensible hasta el extremo. Las palabras inexactas y no claras de mi enamorado me duelen, los escupitajos de palabrejas insanas y despreciables de mi hermana perforan el poco orgullo que aún conservo, la lengua viperina y los actos distantes de lo que se llama “persona civilizada” de mi padre hacen que se me contraiga el corazón y este enfermo de la amargura solo bombeara bilis. 

Sí, soy llorona y qué, es la expresión más sincera, pura e indefensa de mi alma, te podré decir un sinfín de mentiras, pero al verme lloriquear sabrás que una verdad te he de dar, pero Ps! no se lo digas a nadie.

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