Juan Mujica
Con la presencia de la Embajada de los Estados Unidos en una de las cuadras de la Av. Wison, se había tejido desde hace muchos años, la tenebrosa leyenda de “La Casa Matusita”; unos decían que allá había habido un asesinato y que durante las noches las almas penaban. Lo cierto es que nadie se atrevía a ingresar, de día o de noche. Sin embargo, dicen por ahí que unas personas intentaron entrar, pero que unos murieron y otros salieron trastornados. Ahora la embajada americana está en otro lugar, pero ha quedado el misterio de aquella casa, que nadie se atreve a ingresar… llueva o truene.
-Papá… ¿qué hay en ese segundo piso? –preguntaba el pequeño Luis a Javier, su padre.
-Ah hijo es es un piso donde nadie vive –respondió el progenitor tratando de calmar la intriga de su retoño.
-¿Y por qué nadie vive ahí arriba? –repreguntó Luisito lleno de impaciencia.
-¿Ah hijo, nadie vive allá porque es la casa del cuco –volvió a responder Javier, pensando que con el miedo se acabaría el interrogatorio.
-Papá… ¿y el cuco sale a pasear a la calle?
-No hijo, él está escondido ahí y vive feliz. Y ya no hagas más preguntas, Luis.
-Papá, pero… ¿tú le tienes miedo al cuco? –preguntó el pequeño con una insolencia camuflada de inocencia.
-Si Luisito, todos le tenemos miedo al cuco. Por eso hay que dejarlo vivir tranquilo y no seguir preguntando sobre su vida. Punto final –dijo Javier cansado del tema de la casa abandonada con su inquilino el cuco.
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