viernes, 30 de abril de 2021

Muqui (cuento)

 


-¡Papá, papá! ¡Hemos visto al muqui!

-¿Por qué tanto escándalo, hijo? Ya les dije que esos duendes son solo mitos populares.

         No obstante, realidad o mito, las apariciones de estos personajes eran inacabables. Muchos mineros se mantenían escépticos a tales duendecillos. Pensaban que se trataba de una creencia y hasta engaño por parte de los niños. Por cierto, que dichos personajes, o al menos su creencia corresponde a los subterráneos y/o minas de los andes peruanos.  

-Bien señores, sigamos el trabajo en esta mina -dijo uno de los jefes de un grupo de mineros.

-Señor Quispe, disculpe. Pensará que es una tontería, pero mi hijo me ha contado que varias veces él y sus amigos han visto a unos personajes a quienes llaman muquis -expresó el señor Ipanaqué, quien era uno de los mineros.

-Vamos, vamos, no vas a creer en esos mitos. Son creencias de niños. Es como creer en el cuco. ¿Crees tú en el cuco?

-Claro que no señor.

-Bueno, entonces. Olvida ese asunto y sigue trabajando.

         Al parecer el señor Quispe no creía al igual que muchos mineros, en la existencia de aquellos personajes que vivían en las minas peruanas. No obstante, también se dice que los muquis se les aparece a las personas, y generalmente a los niños que no han sido bautizados.

-¿Qué tal te fue Manuel? ¿Qué te dijo tu supervisor?

-Lo que suponía, Clara. No cree en esas criaturas, y menos viniendo esos rumores por parte de los niños.

-Pero, ¿tú has visto alguno de esos muquis?

-La verdad no. Iré con Luchito a esa mina y demostrarle que no existen tales personajes.

         Fue así que el señor Manuel fue un fin de semana con su hijo y le dijo que le demostraría que tales muquis son solo producto de su imaginación. Entraron a la mina, cada uno con su antorcha, y conforme se iban adentrando el papá le iba diciendo a Luchito que “¿ves?, no hay nadie aquí”. No obstante, mismo paracaidista, algo o alguien se hacía presente. Se oyó muy al fondo de la mina como si alguien aplaudiera. Por tanto, ambos se miraron, pero el hijo apretando la mano de su papá con fuerza, sobraban las palabras para decirle que podría ser un muqui.

-Papá, es él. ¡Existe, existe!

-Tranquilo, hijo. Avancemos más y veremos si existe el tal duende.

         Fue así que Luchito, de la mano del señor Manuel se adentraron más en la mina.

-¿Qué raro, papá? Ya no se escucha nada, pero tú eres testigo que alguien aplaudió.

-¿Sabes qué hijo? Tu abuelo una vez me dijo que estas criaturas se les aparece a los niños que no han sido bautizados. Por tal, vamos donde el cura para que te bautice y se acabe el problema. Dicho y hecho, Luchito fue bautizado y ya no escuchaba al muqui. Posteriormente, volvió a hablar con el señor Quispe, su supervisor:

-Listo, señor. Mi hijo ya fue bautizado y ya no ve al Muqui.

-Qué bueno Manuel. Precisamente, ayer entré a chequear las minas y nunca me había asustado tanto. Tú hijo tenía razón. Esas criaturas existen.

-Vaya, señor Quispe. Se lo dije. ¿Y qué piensa hacer? ¿Abandonar la mina? ¿Clausurarla?

-Solo hay una solución: buscaré al cura del pueblo para que bautice a los que no tienen ese sacramento.

         No obstante, el señor Quispe fue informado de algo inesperado. El cura ya no estaba. Le dijeron que fuera a las minas, y se encontró cara a cara con los muquis. ¿Y qué pasó? Pues que aquellas criaturas, lo acorralaron, botaron su agua bendita y lo convirtieron en un muqui más. Por tal, aquella mina tuvo que ser clausurada y nunca más nadie entró ni salió de ella. ¿Y cómo sé todo eso? Pues que yo soy aquel niño Luchito… y también soy un muqui.


Esgrimista

 

jueves, 29 de abril de 2021

El billar del azar (cuento)


 

-Jorge, vamos al taco… dicen que se han renovado con una mesa, y dicen que es muy pintoresca y fuera de lo común.

-No me florees, Billy. Cuando has visto una, ya las has visto todas. Bueno, ya, vamos, pero te repito que es una pérdida de tiempo -dice Jorge todo desganado y mirando a los alrededores.

         Al entrar al local, como es lógico encontraron algunas mesas que ya estaban ocupadas. Sin embargo, Charly les salió al encuentro:

-¡Bienvenidos! Todavía hay mesas. ¿Quieren alguna de aquí, u otra por allá?

-Charly, Charly… venimos por la novedad. Por la nueva mesa.

-Ssshhh… baja la voz. Esa novedad como dices, todavía la tengo caleta. Síganme -les dice el dueño del local.

         Charly los adentra más en el local y jala una cadena, la cual hace bajar una escalera. Los dos clientes se sorprenden y el dueño los invita a subir. Una vez arriba, ven una atmósfera muy diferente. Luces de neón, algunas mesas como las normales, música alternativa, y lo esperado por todos: la nueva mesa. Hasta ese momento Jorge, siente que es pérdida de tiempo; no obstante, le pregunta al dueño:

-Charly… ¿qué tiene de especial esta mesa?

-Amigos… no se dejen engañar por sus ojos. Esta no es una mesa normal. La llamo “El billar del azar”.

-¿Y, por qué es especial?...

-Ssshhh… Ustedes solo jueguen, y descubrirán por qué es especial.

         Por tanto, Billy lo anima a Jorge a jugar, y este último acepta, pero con desgano.

-Bien, yo empiezo -dice Billy-. Acomoda las bolas con el clásico triángulo, elige su taco y “encañona” con la bola blanca.

-Es mi turno -dice Jorge, todavía desganado-. Empuñando su taco, visualiza las esferas numéricas. Busca la “utilitaria” bola blanca y “dispara”.

         Ambos ven que la bola cuatro entra en una buchaca de la esquina derecha. E inesperadamente escuchan una voz que le dice al reciente jugador de manera tenebrosa:

-Ya que tienes hambre, disfruta de este enjambre.

         En ese momento aparecen muchas abejas, que sorprenden a Jorge, y este trata de ahuyentarlas con su taco. Incluso se quita su chaqueta y con ella trata de espantarlas. Al final desaparecen, y continúa el juego. Es el turno de Billy. Se prepara y juega. Hace entrar la bola nueve en otra buchaca. Y sorpresivamente la voz vuelve a predecir su fortuna:

-Por tu voluntad impía, acabarás con licantropía.

         En ese momento, Billy se transforma poco a poco y termina como un hombre lobo. Ambos, se sorprenden, y hasta quieren dejar de jugar. Sin embargo, Charly al verlos, les propone continuar, diciendo que al final tendrán un gran premio. E incluso les dice que todo lo que les pase, al final volverán a la normalidad. Por tanto, es el turno de Jorge. Visualiza las esferas numéricas y juega. Ambos, ven moverse las bolas y sin esperar lo que les deparará el juego. Esta vez, la bola dos ingresa en una buchaca del medio, y una vez más la voz lo alerta:

-La mala suerte englobas, y terminarás con jorobas.

         Fue así que Jorge, percibe que en su espalda hay una transformación. Le crecen dos jorobas como los dromedarios, y se asusta, al igual que su amigo. Y nuevamente quieren largarse de allí. Y una vez más, Charly, los anima a seguir jugando, recordándoles que al final todo vuelve a la normalidad. Así que Billy, empuñando su taco juega una vez más. Las bolas van de un lado a otro, y al final la bola trece ingresa a la buchaca de la esquina izquierda. Por tanto, una vez más oyen la voz:

-El fuego tanto arde, pero será peor más tarde.

         En ese momento, brotaron flamas de fuego. Todo ese segundo piso ardía, y tanto Jorge como Billy, salieron corriendo para salvar sus vidas. Charly los vio salir despavoridos. Uno como jorobado y el otro como hombre lobo. No pudo evitar la carcajada. Sin embargo, ingresaron otros dos caseritos, y le dijeron a Charly:

-Venimos por la nueva mesa. Dicen que es muy especial.

-Jajaja… sí que lo es amigos… sí que lo es. Acompáñenme, es por acá. Subamos.


Esgrimista

miércoles, 28 de abril de 2021

Las ventanas del alma (cuento)

 


Como cada noche antes de dormir, leí unas cuantas páginas de uno de mis libros favoritos. Esta vez se trataba de uno de los éxitos de Saramago: “Ensayo sobre la ceguera”. Y justamente esa noche terminé de “saborear” dicha obra. Quedándome satisfecho y listo para “planchar la oreja”. Esa madrugada tuve un sueño muy extraño y hasta se puede decir escalofriante. No obstante, como suele pasar, a los pocos segundos de abrir los ojos el recuerdo del sueño se hizo humo. Así que me preparé para seguir con mi rutinaria vida. Sin embargo, luego de abrir la puerta y salir a la calle fui testigo de algo infrecuente. Algo inesperado. Cruzaban por la vereda personas invidentes, pero había varios de ellos. A quienes no había visto anteriormente cerca a mi casa. Mirando las calles, me volví a sorprender con personas que aparte de indigentes eran invidentes, los cuales estaban a los lados de las veredas, y pidiendo una ayuda caritativa monetaria. Algunos de ellos me dieron tanta pena que les colaboré con algunas monedas. Luego, en el transporte, los asientos reservados faltaban para la cantidad de gente que también era invidente. Y en algunas ocasiones por darles preferencia, ocupaban las combis todos ellos. ¿Qué había pasado? De un día para otro los cieguitos habían aumentado. Precisamente vinieron a mi mente personajes de dicha novela de Saramago: el primer ciego y el viejo de la venda negra. No obstante, me precipité a la realidad. Incluso pude ver que había cieguitos que se palpaban entre sí, como si fueran hormigas tocándose sus antenas, y como no podía faltar algunos de ellos por razones desconocidas se agarraban a trompadas. Ya se imaginarán que los puñetazos iban de un lado a otro, cortando el aire, y pocos de aquellos puñetazos daban en el blanco. Y como en todo cuento o historia tiene que haber un conflicto o sentido dramático, sucedió lo increíble. Luego de levantarme al día siguiente. Algo pasaba con mi vista. Podía ver con el ojo izquierdo, pero no veía con el derecho. La preocupación se volvió fobia, y luego pánico. No podía distinguir con el ojo implicado. Me acerqué al espejo del baño y veía con el ojo izquierdo, que en el derecho había como una cortinilla blanca. Salí corriendo a la calle, y ¡oh, sorpresa! La novela de Saramago estaba cobrando vida. Era como si un lector estuviera leyendo la obra y todos nosotros fuéramos los personajes. La ceguera se había generalizado. Los órganos vitales de todos a mi alrededor los habían perdido. Y recordé aquella frase que dice: los ojos son las ventanas del alma. Pues, al parecer sus almas se quedaron sin ventanas y más bien con cortinas blancas. La situación se volvió caótica. Además, yo estando con solo un ojo bueno me sentía afortunado, aunque suene paradójico. Volví a mi casa y me preparé para dormir. Esa noche tuve un sueño extraño, el mismísimo José Saramago me dijo: “En un mundo de ciegos, el tuerto es rey”. Al día siguiente, desperté y había perdido la visión del ojo izquierdo. La preocupación, que se había convertido en fobia, y luego en pánico. Ahora se convirtió en depresión. Ya no era rey como dijo el escritor portugués. Tanteando todos los muebles de mi casa, llegué hasta la puerta de salida. Quería saber cómo estaba la situación. Salí con mi ceguera absoluta, y la realidad se estrelló conmigo. Había quedado atrapado dentro del libro de Saramago. Y fue entonces que me topé con el viejo de la venda negra, quién me dijo: ¿No es tan divertido ni interesante desde este lado verdad… neoinvidente?


Esgrimista

lunes, 26 de abril de 2021

Leyendo el destino (cuento)


 

Durante mucho tiempo existen y existieron personas, que se dedicaron y/o que se dedican a leer el porvenir. Personas que aseguran leer el futuro de la gente. Están presentes desde hace mucho, y prometen que leen las líneas del destino.

-¿Así que Ud. puede ver mi futuro? -le pregunta un joven que casualmente pasaba por allí.

-Así es. Permíteme tu mano, por favor -exclama la mujer, vestida como gitana-. Veo que te casarás y tendrás dos hijos.

-¿Ah, sí? Todo bien. Solo un detalle. Todavía me falta la novia.

         Es así que estas señoras prometen leer el futuro. Un augurio que ellas juran sucederá tarde o temprano. Algunas de ellas se les veía en la Av. Aviación. Y pretendían leer el destino de la gente.

         En una ocasión pasó un borrachito, y una de estas señoras no dudó en abordarlo.

-¿Qué… qué pasa seño… hic? -decía aquel alcohólico, tratando de no perder el equilibrio.

-Déjame leerte el porvenir -le aseguraba una de estas señoras-. Veo que eres un hombre desdichado, y que te refugias en la bebida para olvidar tus penas.

-Jaja… no seño… hic… lo que pasa es que es mi cumple, hic..

         Nadie sabía de donde venían estas señoras, que ya estaban en edad de jubilarse.

         Fue entonces que pasaba por allí, digamos un Perico de los Palotes. Así que una de aquellas pitonisas no dudó en abordarlo.

-Señor, déjeme leerle su futuro -le decía la señora, sin sospechar quien era este señor.

-¿Ah, sí? A ver, dígame…

-Veo que Ud. va a sufrir un accidente…

-¿Ah, sí? No me diga. Solo hay un pequeño detalle. Yo veo y no hay novedad en mi monte de Venus, ni en mi monte de la luna, ni en mi llanura de Marte -expresó el señor, dejando sorprendida a la pitonisa.

         Por tanto, que por casualidades como esa, es posible que haya surgido la frase: “Entre gitanos no nos vamos a leer las manos”.


Esgrimista

domingo, 25 de abril de 2021

23 de abril: Día Internacional del Libro

 


Tratar el tema de los libros nos hace volcar la memoria hasta los tiempos del colegio. De seguro que una parte degustó de buena manera el placer por los libros. No obstante, otra parte de nosotros descubrió dicha fruición por la lectura algunos años después. De repente en la época de sus estudios superiores.

 

A los libros les debemos la perennización de la cultura. Sin embargo, para la generación de los millennials, la situación les ha caído de manera meliflua. Todo lo encuentran en el gigante del ciberespacio. Por tanto, no tienen el recuerdo de tomar los libros y sentir sus texturas e incluso sus olores. Desde los tiempos en que Gutenberg perfeccionó la imprenta, ¿quién se iba a imaginar que la importancia de los libros físicos quedaría poco a poco relegada?

 

Es muy probable que algunos de los lectores que están leyendo este artículo sean escritores, o lectores. Ya sea que hayan descubierto esta pasión por los libros a temprana edad o ya adultos, lo importante es que sigan asiduos. Y como decía el profe Jirafales: nunca abandonen los libros. Mientras tengan un libro en las manos serán gente de bien. Mientras tengan un libro en las manos serán gente de provecho (lo que seguía ya se lo saben).


Esgrimista

miércoles, 21 de abril de 2021

La trilogía griega (cuento)

 


Normalmente este cuento comenzaría diciendo “Había una vez, los filósofos Sócrates, Platón y Aristóteles…”. No obstante, quise que esta lectura sea más interesante. Por tanto, haciendo una “vuelta de tuerca”. Invoco la aparición sobre la pasarela a Zeus, Poseidón y Hades. Todos y cada uno son personajes muy peculiares y que nos revuelve las memorias con todo lo que nos han contado a unos más que a otros.

-Yo soy el rey de los siete mares. Cada gota de agua o cada océano no son nada sin mi poder -expresa el dios de las aguas, agitando su tridente y con orgullo.

-Tal vez tengas poder en los mares, pero son limitados. En cambio yo, desde que el mundo es mundo albergo a todos los humanos que han pisado la Tierra. Sus almas están en mis terrenos; en el inframundo. Aunque sin olvidar que tú hermano me engañaste y me diste el dominio sobre el territorio de los muertos -ruge Hades, muy inconforme, pero tampoco resignado. Pasea la mirada sobre los dos y se ve en sus pupilas dos antorchas.

-Hermanos, soy consciente que los dos tienen una labor importante. Pero recuerden que yo soy el rey del Olimpo; lo que llamarían los humanos, “el jefe de jefes”. Y que yo doy la última palabra en cualquiera de los terrenos de los humanos -expresa Zeus, agitando su brazo derecho y lanzando un rayo que enceguecería a cualquiera.

         Fue entonces que la plática se volvió acalorada, e incluso hablaban los tres al mismo tiempo. Hasta que Zeus frenó la discusión diciendo:

-¡Momento! Como dirían los juglares e historiadores. Cada signo de vida y cada elemento de la Tierra, no serían tales sin mi visto bueno.

         A lo que respondió Poseidón:

-Tú también momento hermano. No discuto el poderío que tienes, pero recuerda que en el planeta hay más agua que tierra. Por tanto, en el trascurso de la existencia de los mares y de la vida en general, muchos seres vivientes han surgido de las aguas, y…

         Y como no podía faltar, entró Hades en la conversa:

-“Pisen tierra hermanos”. ¿O es que desconocen la situación allá abajo? -dice algo alterado, mirando a los dos y apuntando a la Tierra-. En este momento, mientras los tres discutimos, la explosión demográfica ha sido vencida por un enemigo invisible; lo llaman Coronavirus, y por su incursión el inframundo ha crecido e incluso he tenido que ampliarlo para albergar a más almas. Por tanto, hermanos, ya escucharon. Fin de la discusión… ¡Jaque mate!


Esgrimista

 

viernes, 16 de abril de 2021

La pirámide dentro de un reloj de arena (cuento)

 


Como lo imposible de lo imposible no existe. El antiquísimo elemento como es la arena, bien puede ser el hábitat de un mundo ingente y también de uno diminuto.

1-Megamundo:

         La realidad se encuentra en una gran movida; se encuentra como es clásico en tiempos bélicos. El rey ordenó luchar con todo a sus fuerzas guerreras. Este monarca es llamado Inicux.

2-Micromundo:

         Dentro de la pirámide el panorama se ve sosegado. En los exteriores los vientos sacuden las arenas; sin embargo, suelen sentir terremotos que no comprenden del porqué de aquellos movimientos. Su rey es llamado Inocux.

3-Megamundo:

         -¡Soldados, ataquen! ¡Muerte sin prisioneros! -ruge Inicux, con toda potencia de su garganta.

4-Micromundo:

         Dentro de su pirámide, Inocux observa dentro de su caldero mágico lo que ocurre en el mundo. Más allá de sus fronteras. Puede ver la beligerancia de la situación, y comprende del porqué de aquellos terremotos.

5-Megamundo:

         No tarda en derramarse la sangre, y pertenece a sus enemigos, pero también de sus propios ejércitos. Los generales empiezan a sugerirle al rey una retirada, para que se detenga la sangre.

6-Micromundo:

         Los hechiceros de Inocux ratifican a su gobernante, que más allá de los límites de su mundo, existe un mundo aparte. Tan grande que ellos son solo una pequeña pirámide, y que hay una inmensidad que sobrepasa la comprensión entre un orbe cuasi microscópico, dentro de un reloj de arena.

7-Megamundo:

         Debido a la terquedad de su monarca, a los generales no les quedó otra más que seguir luchando, al mismo tiempo que seguían cayendo y muriendo los guerreros que quedaban. Sin embargo, fue tanto el poderío del enemigo, que incluso Inicux recibió una lanza en el corazón. Cayendo de rodillas y precipitose su cuerpo a tierra.

8-Micromundo:

         Una vez muerto el rey gigante, el mundo de los pequeños fue liberado de su encantamiento, e inmediatamente brotaron del reloj de arena hacia el megamundo. Pasando a ser Inocux el gobernante como en los viejos tiempos.

 

No obstante, como en muchas historias, siempre aparece un as bajo la manga del enemigo. El hechicero de Inicux antes de morir, trasladó el nuevo megamundo a ser encerrados dentro de la papelera de la laptop de un servidor.


Esgrimista

           

jueves, 15 de abril de 2021

La mosca viajera (cuento)

 


Con los avances de la tecnología, llegó el día que crearon un dron tan pequeño como una mosca. Diseñada para multifunciones. Podían encomendarle “viajar” y sobrevolar sobre un campo deportivo, sobre un parque de la ciudad e incluso vigilar los movimientos de un adultero. Sin embargo, este nuevo invento tenía que permanecer en secreto y cerrado bajo siete llaves.

-¡Cómo ha avanzado la tecnología! -comentó uno de los científicos a cargo de este prototipo.

-Ciertamente colega. Hace una década no imaginamos que se pudiera plasmar este nuevo dron, tan pequeño como una mosca -expresó su colega.

         No obstante, como suele pasar, aunque este nuevo invento era un gran secreto. Pasó a la vista y oídos de malos elementos. Gente que quería utilizarlo para sus fechorías. Por tanto, al día siguiente la noticia se había generalizado:

LA MOSCA FUE HURTADA

INVENTO SECRETO EN MALAS MANOS

LA POLICÍA INVESTIGA ROBO DE DRON

         Por tal, que aquellos mafiosos no tardaron en usar el producto de su hurto.

-Vaya, mira como vuela -dijo uno de los maleantes, sin perderla de vista con su ojo sano.

-Es una joya para la ciencia. Apuesto que no tardarán en ofrecer recompensa -refirió su compañero, quien también tenía bien uno de sus ojos.

         Estos dos malandrines eran conocidos como “Los piratas”, y sin más dilación pusieron a andar a su nuevo “socio tecnológico”. Desde su escondrijo, la enviaron a sobrevolar los interiores de varios bancos. También, la enviaron a “sapear” las playas cercanas, y recrearse con las veraneantes en bikini. Empezaron a querer a su dron en forma de mosca. Incluso, fue a parar a algunos bares, en los que chequeó quiénes de sus compinches estaban “alegrones y/o abrazando el inodoro” por tanto trago. Sin embargo, uno de los científicos había olvidado que dicho dron tenía instalado un sistema de GPS, con el cual de inmediato y conjuntamente con la policía, dieron con el paradero de los “robamoscas”. Por tal que, de una patada las autoridades allanaron y redujeron a los hampones. Por su parte, los científicos estaban satisfechos por recuperar su invento. Y, por cierto, que ellos como suele pasar le pusieron un nombre peculiar. Un nombre que sorprendió a conocidos y extraños.

-Gracias, oficiales. Buen trabajo. Ahora nos llevaremos a nuestro invento flamante. Vámonos “McFly”.


Esgrimista

 

miércoles, 14 de abril de 2021

La Antártida y la venganza de los pingüinos (cuento)

 


Hace un tiempo que ya casi escapa de las memorias; hace un tiempo decembrino, todos esperaban su dádiva respectiva. Entre estos personajes figuraban el hombre de las nieves, los pingüinos e incluso el mismísimo Superman. Fue entonces que el viejito rojiblanco; el personaje anhelado por todos, lo primero que hizo fue cumplir con sus vecinos.

-¡Qué bien! ¡Ya tenemos Internet! -decían unos, muy alegrones.

-¡Perfecto, San Nicolás! Ya podemos navegar por las redes de redes -expresaban otros.

         Por tanto, al parecer el viejito bonachón que estuvo, reparte y reparte en el polo norte. Recibiendo los agradecimientos del hombre de las nieves, de Superman, en fin, de una larga lista. No obstante, al parecer se había olvidado de aquellos que vivían en el polo sur. Más específicamente los que vivían en la Antártida, que, dicho sea de paso, mostraron su descontento.

-¿Qué pasó con nuestros regalos? -manifestó uno de los pingüinos, muy malhumorado a vista y paciencia de los demás.

-¿Nos habrá olvidado? Esto nunca había pasado -rugió otro de los habitantes blanquinegros, y vociferando al mismo tiempo que observaba a los demás.

         Por tanto, mientras los demás disfrutaban de las nuevas tecnologías, de poder navegar por Internet, y por supuesto de gozar de la señal de Wi-Fi. Otros se sentían defraudados y olvidados. Los pingüinos, aunque parezcan copiados de alguna serie de televisión o del séptimo arte, ahora se preparaban para su venganza. Puesto que no podían tolerar el hecho que el hombre de las nieves y Kal-El, estuvieran disfrutando de lo lindo, mientras los Spheniscidae (nombre científico del pingüino), estaban mirándose las caras y superaburridos. Fue así que aquellos personajes blanquinegros, nadie sabe cómo, se teletransportaron hacia el polo norte. Parecía cosa de magia. Haber viajado literalmente a sus antípodas. Y ni bien pisaron terrenos papanoelescos, le increparon la situación, e incluso algunos ya se preparaban para atacarlo físicamente.

-¡Momento, por favor! ¡Momento! -manifestó San Nicolás, ante una horda de pingüinos que se le iba encima.

-¡A ver, qué tienes que decir! -decía uno de los líderes, teniendo en sus pupilas como un par de antorchas.

-Por favor. Ha habido un malentendido -comentó el regalón de regalones.

-¿Malentendido? Pero, si todo está tan claro como el agua -dijo otro de los líderes.

-Lo que sucedió es que no los he olvidado, sino que preparaba para ustedes algo muy especial.

-¿Algo muy especial? ¿No será otra de tus estratagemas?

-No señor… he aquí la sorpresa.

         En ese momento, todo el ambiente donde se encontraban, brillaba y brillaba, y cuando la fulguración se disipó…¡oh, sorpresa! Todos los pingüinos lucían alas, pero no las mismas, sino otras con las que podían volar. Y así lo hicieron. A vista y paciencia de San Nicolás, aquellas aves de la Antártida, ahora volaban y sobrevolaban felices. Y como en el polo sur no había señal de Wi-Fi, decidieron quedarse y ser los nuevos vecinos del hombre de las nieves, de Superman, e incluso de un Grinch que empezaba a tramar su propia venganza.


Esgrimista

martes, 13 de abril de 2021

Genio y figura (cuento)

 


Hace mucho tiempo que ya se perdió de las memorias, existía un personaje al cual recurrían las personas cuando estaban con un problema o cuasi desesperados.

-Oh, Jazmúm, gran genio. Aparece… te lo suplico -lo invocó un pobre hombre que se moría de hambre.

         En ese momento las arenas cobraron vida y empezaron a dar vueltas y levantarse, hasta que hizo su aparición el genio.

-¿Quién acude a mí, y qué puedo hacer por ti?

-Oh, gran genio. Hace tres días que no como. Por favor, dame comida para saciar mi voraz hambre -le suplicó el pobre hombre que se moría de inanición.

-Muy bien, toma estos alimentos y sacia tu hambre, pero recuerda que no podrás invocarme hasta que aparezcan cinco lunas llenas.

         El pobre hombre agradeció mucho a Jazmúm y cargó los alimentos y se fue por el desierto. Sin embargo, luego, apareció un hombre que invocó al genio con una petición muy peculiar.

-Oh, gran genio, da movilidad a mis brazos y en agradecimiento elaboraré una estatua. Idéntica a tu figura.

-Muy bien. Recobra la motricidad de tus brazos, pero recuerda que no podré concederte más deseos hasta que pasen 10 lunas llenas.

         Efectivamente, el señor que estaba inválido de los miembros superiores recuperó sus movimientos. Y luego de varios días se apresuró en elaborar una estatua tan igual como era la figura de su benefactor. No obstante, apareció una mujer e invocó a Jazmúm.

-Oh, genio de genios, ayúdame, te lo suplico.

E hizo su aparición, y la mujer le rogó que le conceda un hizo al cual poder amar, puesto que ella era infértil. Por lo cual, Jazmúm luego de dos palmadas le dijo:

-Mujer, en la próxima luna llena gestarás un infante.

-Gracias, genio de genios.

         Sin embargo, Jazmúm ya estaba un poco estresado de conceder deseos. Así que hizo algo descabellado: paralizó la luna, para que ya no se viera como luna llena. No obstante, pasado un buen tiempo, aquella gente recordaba lo que Jazmúm les había dicho; pero, aquella figura que había elaborado uno de sus agradecidos beneficiados, se convirtió en un monumento al que muchas personas se le acercaban y le pedían deseos. Y aunque Jazmúm se extrañaba que veneraran a esa figura, es posible que de ahí surgió en su pensamiento… “Genio y figura…”.


Esgrimista

 

        

lunes, 12 de abril de 2021

Exploración del universo (cuento)

 


-Capitán, estamos enrumbándonos hacia el centro del universo -dice uno de los tripulantes a cargo de los controles.

-Muy bien, ¿y registra el tiempo de espera?

-No señor, ese tiempo aún no es exacto.

         Podría parecer que se trata de un viaje corto, pero es nada más y nada menos que un recorrido hacia el centro de un universo, el cual todavía no se conoce dónde termina o dónde empieza. En este caso se trata del trasbordador Pachacútec III. Dicho sea de paso, en este tiempo, es decir, en el siglo 35, a pesar que la tecnología ha avanzado mucho, e incluso, les pisa los talones a otras potencias. Por su parte, desde la Tierra, están al tanto de las “coordenadas” de aquel trasbordador peruano.

-Llamando a Pachacútec III. Describa su localización. Repito, describa su localización -les dicen desde la torre de control en Perú.

-Información no precisada. Las computadoras no registran lugar específico. Estamos a la deriva. Pedimos enviar refuerzos. Envíen otro trasbordador -expresa el capitán Gonzales, tratando de no perder la calma.

-Muy bien, enviaremos el refuerzo. Va saliendo Machu Picchu II. Repito, va saliendo Machu Picchu II -responden desde la torre de control.

         Sin embargo, los viajes de ambos estuvieron con múltiples asteroides en el camino. Estrellas fugaces e incluso teniendo que esquivar agujeros negros. Por su parte, en el Pachacútec III, la situación empieza a salirse de control. Tanto el combustible como la calma; sin embargo, siguen adelante.

-Gonzales reportándose. Favor de avisar llegada o aproximación -expresa el primer capitán del trasbordador Pachacútec III.

-Chávez contactándose. Las computadoras aún no localizan su posición. Seguiremos viajando a velocidad luz. Cambio.

         Por tanto, ya sea uno o el otro, es tanta la magnitud gigantesca del universo, que ni las modernísimas computadoras de ambos trasbordadores podían registrar.

-Trasbordador Pachacútec III comunicándose. ¿Alguna novedad?

-Machu Picchu II respondiendo. Aún no los tenemos localizados. Mantengamos el contacto.

-Aquí Pachacútec III. Gonzales al habla. Se aproxima un fenómeno espacial. La computadora lo identifica como un agujero negro. Trataremos de esquivarlo.

-Chávez al habla. Retrocedan de su posición. Podría devorarlos hasta los zapatos. Huyan, están en peligro.

-…

-Aquí torre de control. Contesten Pachacútec III, contesten.

Contesten Machu Picchu II, contesten… 

          Ambos trasbordadores se perdieron en el infinito de los infinitos, y ya no se supo de ellos. Hasta que luego de cien años nuestra civilización lo volvió a intentar.


Esgrimista

miércoles, 7 de abril de 2021

El vendedor de ilusiones (cuento)

 


Cada cierto tiempo venían diversas ferias; para ofrecer a los lugareños múltiples atractivos. Y dentro de las cuales había un personaje que era uno de los mejores y de los más esperados. Se trataba de un ilusionista, el cual, con sus poderes hipnóticos, podía hacer ver a su “clientela” lo que quisieran que se haga realidad.

-Oiga, míster, mí quisiera ver algo especial de mi país -le dijo un gringo al ilusionista a quien llamaban Mandrake.

         Por lo cual, tomó entre sus manos la cabeza de su “cliente” y pronunció unas palabras en un extraño lenguaje. Y en el acto el gringo tuvo una mágica visión.

-Ou, ou, very well… mí ver la estatua de la Libertad moviéndose y bailando. Gracias, míster…very thanks.

         Luego se le acercó un turista italiano, y le pidió que pueda ver alguna ilusión de su país.

-¡Qué alucinante… puedo ver la torre de Pisa enderezándose y caminando con sus propios pies! Gracias, gracias, señor Mandrake.

         Luego, se le acercaron lugareños, que le pedían poder ver ilusiones del país. A lo que el ilusionista tuvo que esforzarse un poco más de lo acostumbrado.

-¡Increíble, qué bacán! Puedo ver el Tawantinsuyo en nuestros tiempos, y además que somos primera potencia. Hasta parece que me hubiera fumado algo.

         Y así fueron llegando más y más personas, que le pedían deleitar sus mentes con peticiones cada vez más exquisitas. Y hubo uno que le pidió ver cómo sería en un futuro el turismo espacial. Así que continuó con su rutina.

-¡Asu… qué paja! Puedo ver naves espaciales. Personas volando sin necesidad de autos. Planetas del Sistema Solar, atiborrados de extraterrestres, con muchas tecnologías nunca antes vistas.

         Luego, se le acercó alguien inesperado. Nada más y nada menos que Vargas Llosa, y le pidió ver algo alucinante sobre el país.

-¡Oye, Mandrake! ¡Qué tales visiones! Puedo ver a un Perú sin pobreza. Sin enfrentamientos. Y en todo el mundo ya no hay guerras territoriales.

No obstante, nuestro Premio Nobel le preguntó cómo habría sido la historia del Perú si habría ganado con su partido “Fredemo”.

         En ese momento, Mandrake se concentró y le extendió unas visiones.

-Vaya, vaya… ¡qué sorpresa! Me veo en aquel año 1990, ovacionado por el país. Todos gritan mi nombre y estoy haciendo muchas obras por la cultura, por la literatura y a un chino relegado a sus quehaceres del otrora. Gracias amigo. No sabes cuanto me has alegrado la mente.

         Minutos después se le acercó un niño, que le preguntó cuál sería el presidente ideal que podríamos tener. Aquella ilusión tomó por sorpresa a Mandrake. No obstante, aunque tomó la cabeza del niño entre sus manos, no le restó más que decirle:

-Amiguito… soy ilusionista… pero no Dios.


Esgrimista

martes, 6 de abril de 2021

El plato frío (cuento)


 

En un futuro tiempo a esta parte, hubo personajes extraterrestres que vieron un buen negocio inaugurando un restaurante en la luna, es decir, en Selene (nuestro satélite natural). En un principio todo iba a pedir de boca. Puesto que el turismo espacial se había incrementado.

-¿Qué pasó con mis tallarines vivos? -reclamaba uno de los clientes que se estaba desesperando ante la lentitud de su pedido.

-Oiga, joven, llevo esperando media hora y no me traen mis sesos de tiburón -decía otro comensal, ante la tardanza de su peculiar platillo.

         No obstante, aquel restaurante con sus integrantes selenitas, a pesar de todo podían seguir con su rutina y su comida “pintoresca”. Este negocio llamado “Traga de todo”, tenía entre sus clientes, personas que acudían con malas intenciones. Por tanto, que unos bravucones que vieron en aquel negocio una “mina de oro”, conspiraron y un buen día tomaron el restaurante a la fuerza. Por tal que los trabajadores de dicho restaurante quedaron “en la calle lunar”. Y, además, según sus intenciones, remodelaron el restaurante y lo “bautizaron” como “Tragando mejor”. Y como era de esperarse el restaurante fue un éxito. Sin embargo, los selenitas que se habían quedado en la calle lunar. Idearon visitar a un restaurante de Júpiter. Específicamente en uno que quedaba en su luna Ganímedes; en primer plano para buscar empleo, pero en dicho satélite de aquel planeta, que también tenía su restaurante llamado “Lo mejor del SS” (Sistema Solar), les dijeron que no había vacantes por ahora. Por tanto, tristes los selenitas les contaron lo que había pasado en el restaurante donde laboraban. Y los del restaurante “Lo mejor del SS”, se apiadaron de lo que les habían hecho. Por tanto, les plantearon una jugarreta y así recuperar su negocio.

         Muy temprano les llegó una invitación. Un holograma en que el dueño del restaurante de Ganímedes los invitaba cordialmente a almorzar sin costo alguno. Esto último, los animó aún más. Por tanto, el jefe del restaurante “Tragando mejor” avisó a toda su gente para ir a almorzar a tan ilustre local de Ganímedes. Una vez dentro, el dueño de “Lo mejor del SS”, los invitó a tomar asiento en las diversas mesas. E incluso les entregó las cartas para que ordenasen los platillos que desearan. Todo iba a pedir de boca. No obstante, el jefe de “Lo mejor del SS”, ordenó ponerle cierta sustancia a cada uno de los platos de los “invitados”. Y cuando todo era alegría y jolgorio. Disfrutando y degustando con cierto licor enigmático. Tal como lo idearon fueron cayendo, uno a uno. Y cuando ya casi estaban agonizando, se hicieron presentes los integrantes de lo que fue “Traga de todo”, y se dieron el gusto de sonreírles y burlarse. Ante lo cual, como si fuera el toque final. Todos aquellos integrantes invasores pasaron a ser un plato más del renovado “Traga de todo”, y cuyo platillo fue llamado “La gran venganza”.


Esgrimista

lunes, 5 de abril de 2021

El otro 90% (cuento)

 


Durante mucho tiempo se ha conciliado la idea que el ser humano; más específicamente el homo sapiens sapiens tiene un techo, es decir, que su capacidad craneana solo utiliza un 10%. Entonces la pregunta que cae de madura sería “¿Qué pasa con el otro 90%?

-¿Usted qué opina colega… cuál sería la razón que anquilosa el desarrollo del coeficiente de nuestra civilización? -pregunta un científico a otro científico, mientras le da la espalda por unos segundos y observa el firmamento por un ventanal-. Luego de tanto tiempo, y que encima nuestra edad se ha quedado “clavada” como edad contemporánea.

-Pues la verdad que es un enigma tan grande como la dimensión del universo -contesta el otro científico, acomodándose sus anteojos y limpiándolos con un pañuelo blanco-. Sí que es una pregunta grande, e incluso podría deducir que en este mismo momento “las grandes mentes del planeta” están tratando de encontrar los eslabones que conecten con el soñado porcentaje, es decir, con el 100% de la capacidad cerebral.

         Mientras tanto, en otro lugar algo lejano, dos borrachitos se cuestionan sobre las respuestas y los enigmas, a través del fondo de las botellas.

-Oe, compare. Ta que no seas terco -le dice uno al otro, y los dos totalmente ebrios-. Te digo que la luna es un gran trozo de queso.

-¿A quién quieres engañar compare…? ¿Crees que soy ignorante? Es como decir que tú eres más inteligente que Instein -le respondió al otro borracho, mientras se terminaba lo que quedaba en su vaso de vino.

         Al parecer, aquel lema que dice “en un mundo de ciegos, el tuerto es rey”; estos dos últimos personajes no tienen ni la menor idea “actualizada” sobre los últimos avances de la ciencia. No obstante, incluso los dos primeros científicos están lejos de alcanzar el máximo porcentaje de la capacidad craneana. Sin embargo, no podríamos descartar que hay “entes” entre nosotros que tengan un mayor coeficiente. Humanoides que están ocultos, y que ayudan a prosperar a los Homo sapiens sapiens. Y mientras Hollywood nos recrea la idea de cómo sería tal adelanto, que implicaría: la telepatía, telekinesis, teletransportación, viajar por el tiempo, e incluso mayores poderes cerebrales. Todo eso podría suceder, pero habría que esperar. Sin embargo, por el momento, aquellos dos científicos: de lunes a viernes hablan como dos académicos de su materia, pero los sábados y domingos, se transforman y parlan como dos trogloditas, tratando de encontrar las respuestas al fondo de las botellas.

-Salud colega, ta que el firmamento está bien chévere.

-Tú lo has dicho compare. Mira esas estrellas… se parecen a los vericuetos del cerebro humano. Tanto que descubrir y tan poco trago, jaja.

         Este último diálogo, es la prueba que al final todos nos entendemos, ya que procedemos del mismo “árbol” o de la misma “universidad de la vida”.

 

 Esgrimista

jueves, 1 de abril de 2021

El esclavo de sus palabras (cuento)



Cada madrugada se repetía lo mismo. En sus sueños escuchaba palabras que en algún momento brotaban de sus mismos labios. Y entre ellas estaban: ostracismo, declive, inopinado, fobia, peculado, abigeo, firmamento, prevaricato, mercenario, anaquel, tinterillo, epílogo, epíteto, cúmulo, etc.

         No obstante, sus días pasaban de manera habitual; sin embargo, Jonás era un lingüista y hombre de letras. Acostumbrado a sacar a relucir su léxico académico. Aquello lo hacía sentir importante. Y no se perdía la oportunidad de erupcionar su gran vocabulario ante los presentes. Sin embargo, llegada la noche, a pesar que temía que volvieran a aparecer sus palabras más utilizadas. Poco a poco, sus párpados le fueron venciendo, venciendo, hasta que se quedó dormido otra vez. Y fue allí que, en plena madrugada, volvió a soñar: opa, cenit, prestidigitador, misántropo, estalactita, anacrónico, espeleología, xenofobia, parietal, pléyade, estomatología, perínclito, halterofilia…

         Despertó y nuevamente se sentía fastidiado, y decidió ir con un psicólogo, el cual le explicó en lenguaje simple su problema; sin embargo, como quien dice “no pudo con su genio”, y mientras el psicólogo le fue hablando, Jonás en su mente reemplazaba las palabras simples por las más rebuscadas. Y por un instante, haciendo un “flash black”, recordó que cuando estuvo en el colegio, alucinaba con otro compañero que su profesor de matemáticas soñaba con números que lo perseguían. Vaya destino, que le dio de su propia medicina. Sin embargo, como las sugerencias que le dio el psicólogo no lo sanaron de su patología onírica. Le recomendaron ir donde un psiquiatra. Fue entonces que le recetó un medicamento que lo haría dormir sin dichas pesadillas “palabrafóbicas”. Esa misma noche tomó la pastilla y Morfeo lo visitó hasta que se despertó al día siguiente muy tranquilo. Se sentía muy aliviado. Había dormido como roca, sin pesadillas. Se sintió muy bien. No obstante, cuando salió a darle la cara a su habitual vida, sucedió lo inesperado. Su léxico se había reducido a un octavo de lo normal. Al principio no le dio importancia, pero cuando dicho problema en su día a día limitaba su facilidad de palabra. E incluso, cuando debía tomar la palabra, se sintió como si estuviera todavía en primaria. Por lo cual se asustó; creyendo que se quedaría así para siempre. No obstante, “experimentó” qué pasaba si no tomaba la pastilla medicada por el psiquiatra. Fue así que se recostó y poco a poco empezó a conciliar el sueño. Más sueño y más sueño. Hasta que emanaron en su mente: inexorable, lúdico, bucólico, pícnico, astrología, nigromancia, parapsicología, aurora, barritar, balar, ecuménico, peristálgico, coprolalia, pangea, númen, enjambre…

         Cuando en eso, al despertar sintió algo diferente. No era el mismo, y cuando empezó a comunicarse, le pareció como algo mágico, que su léxico había vuelto a aparecer. Se sentía miembro de la RAE (Real Academia Española). Por tanto, dejó de tomar aquellas pastillas, y toleró aquellas pesadillas con las palabras. Aquella semántica, aquel problema gramatical, aquella sinopsis, aquel exordio, aquel…. Bueno, bueno, en fin, ya duermo tranquilo. A pesar de aquella pesadilla nocturna, prefiero soñar con mi vocabulario.

-Ya, ya, Jonás. Descansa, que ya viene el “trencito de palabras” para esta noche -expresó Morfeo, quien acogió en sus terrenos oníricos a mí; que con el tiempo se me llamó “El señor diccionario”.


Esgrimista