Cabe recordar su origen: doña Josefa Marmanillo, quien tenía inhabilitados sus dos brazos; tanta fue su fe y devoción al Señor de los Milagros, que un día recuperó el movimiento de aquellos. Por tanto, que en agradecimiento, y gracias a un sueño revelador, elaboró y podríamos decir que creó los turrones, a los que les llamaron doña Pepa, que nunca pasan de moda en aquella avenida.
El tiempo ha pasado, pero la tradición sigue vigente. Aquel sabor inigualable con que lo disfrutamos. Por tal, que en este mes que se nos viene, el mayor atractivo por supuesto es la procesión del Señor de los Milagros, pero luego con el acompañamiento de los populares turrones de doña Josefa Marmanillo.
Esgrimista