Con un gran soplido Esteban apaga
las 50 velitas, que por cierto tuvo dificultad en hacerlo, mientras que los
invitados bromean y se carcajean, murmurando que él ya no sopla o comentarios
similares. Sin embargo, ya hace 4 horas que las personas que fueron invitadas,
fueron libando y libando vino y cerveza. Por tal, que la mayoría estaban entre
alegrones a muy ebrios. Muchos de aquellos invitados, le eran desconocidos al
dueño del santo, e incluso su propia familia, es decir, aquellos que vivían con
Esteban se cuestionaban la procedencia de aquellos personajes que no
escatimaban en hacer alguna extravagancia, y escudándose en su estado de
ebriedad. Por un momento, el dueño del santo hace una mirada atrás, o sea un
pequeño flash back, y recuerda el momento que recién iban llegando los primeros
invitados. Muchos de los cuales eran vecinos de la cuadra de la familia de
Esteban. Y también fueron llegando algunos de sus amigos de la universidad e
incluso amigos del colegio. Sin embargo, conforme fueron pasando las horas, y
aprovechando el efecto del trago, aquella llegada de los invitados se hizo más
flexible. Empezaron a entrar personajes que Esteban no había visto jamás, ni en
pelea de perros. Y fue tanto el efecto de la cerveza y el vino, que muchos de
ellos no repararon en meterse al baño y darse un acto "inhalatorio"
de cocaína, e incluso eso solo fue al principio. Puesto que, en determinado
momento, no escatimaron en sacar la hierba que les hacía recordar algunas de
las melodías de Bob Marley. Llegado un momento, todos estaban tan ebrios en
aquel cumpleaños, que ya no se respetaban las mínimas normas de respeto.
Incluso los familiares del dueño del santo ya no pudieron poner orden en
aquella fiesta que había llegado a convertirse en una reunión de locos frenéticos.
No obstante, cuando la mayoría ya estaba casi literalmente inconsciente, se oyó
una voz:
-Atención, humanos dopados.
Proceder a abducción. Centinelas, empecemos a recoger a invitados y llévenlos a
la nave Centuriona. Al que llaman Esteban, déjenlo. Son órdenes del capitán.
Por tanto, mientras que los
extraterrestres iban llevando a toda esa gente a la nave, los demás centinelas
se preguntaban que por qué se podían llevar a todos menos al dueño del
cumpleaños. Fue entonces que el encargado de aquella etnia del espacio, les
contó que no se llevaban a Esteban porque cuando sopló las velas de su pastel,
él pidió que este día al terminarse quedará sano y salvo en su casa. Por tal
que, aunque parezca una historia de ciencia ficción, no hay límites a lo que pueda
pasar, y en este caso, una vez que los abducidos ya estaban dentro de la nave
Centuriona, se dieron cuenta que muchos de los invitados que había estado en el
cumpleaños de Esteban, eran humanoides provenientes de otras galaxias. Por lo
que no tuvieron mejor idea que devorarlos, y muchos de ellos gritaron y
gritaron, mientras que veían aterrados cómo sus carnes eran arrancadas de sus
cuerpos y trituradas en las bocas de aquellos centinelas, y cuando Esteban, ya
un poco más sobrio salió de la casa. Levantó la mirada y vio un brillo de luz.
Precisamente escuchó el sonido de su despertador, y al prender la radio oyó la
voz de un locutor que decía:
-Hola, amigos y amigas. Ánimos a
todos, que tengan un bonito día, que de seguro vivirán algo fuera de este
mundo.
Esgrimista
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