“Esto está lleno de Coronavirus,
volvamos a nuestro planeta”, fueron las palabras de cierta etnia espacial que
pasaba muy de cerca por nuestro mundo. Seres que van explorando el universo y
por su alta capacidad en cuanto a tecnología y medicina xenobiológica, tienen y
pueden detectar enfermedades y mucho más si son pandemias. Ellos son los arcanis;
una raza de humanoides que proceden de la galaxia Andrómeda. Son seres
parecidos a los humanos, pero que también tienen sus diferencias como el color
de piel, la forma de su cabeza y de sus extremidades. Su encéfalo no es tan
diferente como lo recrean en las películas de ciencia ficción. Ya podrán
imaginarlos: azules, con cuerpos delgados, ojos amarillos y parlando un
misterioso lenguaje. Los arcanis ya han detectado la presencia de la Covid-19.
Por eso que se mantienen a una distancia prudente. Su líder, Gruber, ha dado la
orden que analicen nuestro planeta. De polo a polo, todo el ecuador, los
trópicos, y por supuesto a los que se hacen llamar humanos. Luego de haber
analizado todo nuestro globo terráqueo, el líder toma la decisión de volver a
su galaxia Andrómeda, ya que, de no hacerlo, y peor si intentaran explorar la
Tierra, sería un resultado al 100% de contagio. Así que, sin más comentarios,
los arcanis volvieron a su mundo hasta que logren conseguir una vacuna para
curar aquella enfermedad mortal llamada Coronavirus. A propósito de esta
pandemia, de seguro que más de uno habrá pensado “Desde que empezó la
cuarentena, me he dado cuenta que odio a la gente”. Y cómo no pensar en esa
idea. Ya que habiendo sido detectada la enfermedad el 31 de diciembre de 2019
en la ciudad china de Wuhan, dicha enfermedad rápidamente se extendió a Europa,
Estados Unidos y sin más miramientos ingresó a Sudamérica. Detectando al primer
contagiado en Perú en un joven que había estado en España, Francia y República
Checa. Mientras tanto, todos los países del mundo empezaron a establecer las
restricciones. Por lo que el presidente peruano Martin Vizcarra dispuso el
estado de emergencia, que nos ha vuelto la vida muy incómoda desde aquel 16 de
marzo en que empezó la cuarentena. Heme aquí, un policía que conjuntamente con
mis compañeros tenemos que poner orden y hacer cumplir lo establecido desde el
punto de vista de emergencia sanitaria. Soy Santiago Marchena. Uno más que
tiene que dar todo de si para que la población siga las restricciones. No
obstante, me molesta mucho que la gente no cumpla con colocarse o con no
colocarse bien sus mascarillas. Es una discusión diaria. Y también a nivel de
los transportes como las combis o las coasters. Solo cuando hacemos operativos,
la gente cumple a cabalidad y se colocan los protectores faciales. Es por eso
que me molesta mucho eso y por eso odio a la gente, mucho más que aquellos días
en que tenía un rango menor. Alternadamente en nuestro mundo, hay gente de todo
tipo y con ello prosigo a expresar que “Soy un ser de luz, pero me viven
apagando”. Aunque nadie se lo imagine, nosotros los ángeles convivimos con los
humanos. Nos rozamos con ellos, y ellos ni cuenta se dan. Somos seres elegidos
por Dios para dar el ejemplo a todo el planeta Tierra. Cada día, yo, Ignacio al
andar por la calle puedo reconocer a un humano y distinguirlo de un ángel. Cada
mañana irradio mi luz, pero hay tantos que recurren a malas acciones, como
robos, secuestros, estafas, toda clase de malos actos. Por lo cual, la luz que
irradio a lo largo del día se va apagando, como consecuencia de todo ello. Por
tanto, que se ha llegado al extremo que la Tierra esté convertida en un planeta
virulento y peligroso para sus entes. Por su parte, Gruber y los arcanis siguen
alejados en su Andrómeda, tratando de crear la vacuna contra el Coronavirus. E
incluso aunque parezca paradójico, ellos están más preocupados que nosotros por
este maldito virus. Por su parte, Santiago Marchena, sigue tratando de tener
paciencia y sobrellevar las malas conductas de la gente, que solo se porta bien
cuando lo ven a él o a otro colega policiaco o soldado. Es como su “piedra en
el zapato” cotidiano. No obstante, pensando en lo etéreo, el ángel Ignacio
también tiene que batallar y tener paciencia. Pensar que va de parte del
todopoderoso, y que su luz se recargará siempre y seguirá tratando que los
humanos se regeneren. Es el pensamiento y es la sinergia de estos tres personajes,
que quizá no se conocen, pero que cada uno tiene su misión en la Tierra. Y
estarán aquí hasta cumplir dicha misión, mientras tanto, siguen actuando tan
cerca, pero tan cerca de nosotros, que quizá esté a tu costado en este preciso
momento.
Esgrimista
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