martes, 9 de marzo de 2021

Los Arcanis (cuento)


 

“Esto está lleno de Coronavirus, volvamos a nuestro planeta”, fueron las palabras de cierta etnia espacial que pasaba muy de cerca por nuestro mundo. Seres que van explorando el universo y por su alta capacidad en cuanto a tecnología y medicina xenobiológica, tienen y pueden detectar enfermedades y mucho más si son pandemias. Ellos son los arcanis; una raza de humanoides que proceden de la galaxia Andrómeda. Son seres parecidos a los humanos, pero que también tienen sus diferencias como el color de piel, la forma de su cabeza y de sus extremidades. Su encéfalo no es tan diferente como lo recrean en las películas de ciencia ficción. Ya podrán imaginarlos: azules, con cuerpos delgados, ojos amarillos y parlando un misterioso lenguaje. Los arcanis ya han detectado la presencia de la Covid-19. Por eso que se mantienen a una distancia prudente. Su líder, Gruber, ha dado la orden que analicen nuestro planeta. De polo a polo, todo el ecuador, los trópicos, y por supuesto a los que se hacen llamar humanos. Luego de haber analizado todo nuestro globo terráqueo, el líder toma la decisión de volver a su galaxia Andrómeda, ya que, de no hacerlo, y peor si intentaran explorar la Tierra, sería un resultado al 100% de contagio. Así que, sin más comentarios, los arcanis volvieron a su mundo hasta que logren conseguir una vacuna para curar aquella enfermedad mortal llamada Coronavirus. A propósito de esta pandemia, de seguro que más de uno habrá pensado “Desde que empezó la cuarentena, me he dado cuenta que odio a la gente”. Y cómo no pensar en esa idea. Ya que habiendo sido detectada la enfermedad el 31 de diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, dicha enfermedad rápidamente se extendió a Europa, Estados Unidos y sin más miramientos ingresó a Sudamérica. Detectando al primer contagiado en Perú en un joven que había estado en España, Francia y República Checa. Mientras tanto, todos los países del mundo empezaron a establecer las restricciones. Por lo que el presidente peruano Martin Vizcarra dispuso el estado de emergencia, que nos ha vuelto la vida muy incómoda desde aquel 16 de marzo en que empezó la cuarentena. Heme aquí, un policía que conjuntamente con mis compañeros tenemos que poner orden y hacer cumplir lo establecido desde el punto de vista de emergencia sanitaria. Soy Santiago Marchena. Uno más que tiene que dar todo de si para que la población siga las restricciones. No obstante, me molesta mucho que la gente no cumpla con colocarse o con no colocarse bien sus mascarillas. Es una discusión diaria. Y también a nivel de los transportes como las combis o las coasters. Solo cuando hacemos operativos, la gente cumple a cabalidad y se colocan los protectores faciales. Es por eso que me molesta mucho eso y por eso odio a la gente, mucho más que aquellos días en que tenía un rango menor. Alternadamente en nuestro mundo, hay gente de todo tipo y con ello prosigo a expresar que “Soy un ser de luz, pero me viven apagando”. Aunque nadie se lo imagine, nosotros los ángeles convivimos con los humanos. Nos rozamos con ellos, y ellos ni cuenta se dan. Somos seres elegidos por Dios para dar el ejemplo a todo el planeta Tierra. Cada día, yo, Ignacio al andar por la calle puedo reconocer a un humano y distinguirlo de un ángel. Cada mañana irradio mi luz, pero hay tantos que recurren a malas acciones, como robos, secuestros, estafas, toda clase de malos actos. Por lo cual, la luz que irradio a lo largo del día se va apagando, como consecuencia de todo ello. Por tanto, que se ha llegado al extremo que la Tierra esté convertida en un planeta virulento y peligroso para sus entes. Por su parte, Gruber y los arcanis siguen alejados en su Andrómeda, tratando de crear la vacuna contra el Coronavirus. E incluso aunque parezca paradójico, ellos están más preocupados que nosotros por este maldito virus. Por su parte, Santiago Marchena, sigue tratando de tener paciencia y sobrellevar las malas conductas de la gente, que solo se porta bien cuando lo ven a él o a otro colega policiaco o soldado. Es como su “piedra en el zapato” cotidiano. No obstante, pensando en lo etéreo, el ángel Ignacio también tiene que batallar y tener paciencia. Pensar que va de parte del todopoderoso, y que su luz se recargará siempre y seguirá tratando que los humanos se regeneren. Es el pensamiento y es la sinergia de estos tres personajes, que quizá no se conocen, pero que cada uno tiene su misión en la Tierra. Y estarán aquí hasta cumplir dicha misión, mientras tanto, siguen actuando tan cerca, pero tan cerca de nosotros, que quizá esté a tu costado en este preciso momento.


Esgrimista

No hay comentarios:

Publicar un comentario