miércoles, 10 de marzo de 2021

Las zapatillas de cristal y Yoda (cuento)

 


-Atención, todas las unidades, se está en busca de un sujeto que hurtó unas zapatillas de cristal. La descripción del implicado es: vestía camisa azul, pantalón negro, zapatos cafés y tiene una extraña forma de hablar, como el maestro Yoda de la “Guerra de las galaxias” -reportaban por radio desde una de las comisarías, sobre aquel individuo buscado por la justicia.

El incidente ocurrió hace dos días, en un sofisticado y exclusivo baile de un club miraflorino. Las parejas estaban con atuendos muy elegantes, tanto las damas como los caballeros. Aquella noche sucedió el atraco. El sujeto buscado por la ley, conjuntamente con otros dos cómplices, llegada la medianoche dieron varios tiros al aire, y en medio de los gritos de las damas presentes, los hampones procedieron a realizar su fechoría. No obstante, cuando pudieron haberse robado muchas cosas valiosas, como celulares, joyas, dinero en efectivo, tarjetas de banco, en fin, extrañamente se llevaron las zapatillas de cristal de la homenajeada en dicho baile. Sin embargo, uno de los asistentes a dicho evento apretó un botón, que estaba destinado a llamar a la policía. Y cuando los malechores ya se estaban retirando, entraron en escena los policías. A lo que el jefe de los asaltantes les gritó a sus compañeros:

-¡Vamos, largarnos de aquí debemos, si es que a la cárcel irnos presos no queremos!

Todo pasó tan rápido que los hampones, tuvieron que dar tiros al aire, para hacerse paso entre los invitados. Sin embargo, la policía logró capturar a uno de los secuaces. Terminando aquella noche, con los efectivos pidiéndoles a los asistentes que se retiren, y citando a algunos de los presentes para que brinden su testimonio.

-Vamos, camina, camina -le decía uno de los policías al detenido, el cual ya se temía los malos tratos y un infinito interrogatorio.

Una vez en la comisaría, empezaron a hacerle las preguntas de rutina. Es decir, nombres completos, edad, alias, oficio (si es que lo tenía), prontuariado, etc. No obstante, ante tanta presión, aquel detenido en un arranque de locura le arrebató el revólver a uno de los guardias y se dio un certero balazo en la sien. Muriendo en el acto. Todos los policías presentes se asombraron del hecho. Quizá que el reciente suicida estaba muy asustado por las amenazas que siempre les hacía su jefe. Que ni se atrevan a hablar porque de un pistoletazo les volarían la cabeza y haría lo mismo con sus familias. Es posible que el que se quitó la vida, temía aquella amenaza. No obstante, se organizó un plan de acción y se buscó al jefe de aquellos hampones hasta debajo de las piedras. Sin embargo, lo que casi nadie sabía era que dichas zapatillas contaban con un sistema de GPS, por lo cual, se empezó a rastrear las zapatillas. Y luego de algunos minutos, se dio con las coordenadas de dichos calzados. La policía sin más miramientos, fueron a la dirección donde habían localizado al jefe de los hampones con sus secuaces.

-¡Yoda, los tenemos rodeados! -salgan con los brazos en alto y nadie resultará herido.

-Sí arrestarnos ustedes quieren, vengan y acérquense si valor tienen.

-Ya están advertidos. Solo les daremos un minuto, o abriremos fuego -expresaba uno de los oficiales de policía.

No obstante, en ese momento apareció el hado padrino de Yoda. Le dijo que qué quería. Y él se acercó a su oído y le dijo su petición. Por lo que, con unos movimientos de su varita mágica, cumplió con sus peticiones. Volvió en infantes de pañal a los policías, y a sus patrulleros en carritos a pilas. Y a Yoda y sus secuaces los limpió de culpa, es decir, borró de los expedientes su prontuariado. No obstante, como aquel hado padrino estaba a favor del bien, y sabía perfectamente que Yoda y los suyos eran delincuentes. También los volvió infantes de pañal, como para que empezaran sus vidas de nuevo. Y para finalizar tomó aquellas zapatillas hurtadas. Se las llevó a la dama que procedían y ella estuvo tan agradecida que le pidió que transformara aquellos calzados en su príncipe azul. Por tal, dicho y hecho, con unos movimientos de su varita mágica convirtió aquellas zapatillas en un policía de uniforme azul.

 

Esgrimista

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