martes, 16 de marzo de 2021

El fabricante de sombreros (cuento)


 

Durante todo el verano le fue bien, pero cuando fue pasando el tiempo su clientela bajo, y bajó y bajó más. Estaba prácticamente en la quiebra. Y pasó del desánimo a la depresión. Su “fábrica” que ha propósito estaba en su misma casita de esteras, era testigo de su mala suerte en su negocio. No obstante, que cuando menos se lo esperaba lo visitó un viejo amigo, y al contemplarlo para reconocerlo, el ánimo fue mutuo:

-¡Fortunato! ¡Cuánto tiempo!

-¡Serafio! ¡A los años amigo!

         Fue entonces que el fabricante de sombreros, le contó a su amigo su desdicha. Fue entonces que su amigo le contó que ahora estaba hecho un hombre de ciencia mezclado con la parapsicología. Y le prometió a su amigo que resolvería su problema.

-Muéstrame tus sombreros, Serafio -le dijo su amigo ante la incertidumbre del sombrerero.

-Vaya, vaya, no veo en tus sombreros nada anormal. Tu único problema es que ya no estamos en verano -expresó Fortunato, pero en esos momentos maquinaba la forma de sacar a flote el negocio de su amigo-. Déjame ir a mi casa, traeré algunas herramientas y volveré como relámpago.

         Entonces, Serafio aprovecho para degustar un pan con mantequilla con un cafecito, y luego se recostó. No obstante, luego de un parpadeo Fortunato ya estaba de vuelta con un costal plateado.

-¿Qué es todo eso amigo?

-Son solo algunas herramientas, pero no te preocupes. Déjame que yo haré exitoso tu negocio.

         Serafio no lo podía creer. ¿Cómo haría exitoso su negocio en quiebra? Fue entonces que luego que los relojes dieran varias vueltas, Fortunato le anunció a su amigo que había triunfado.

-Mira, ¿qué te parece?

-A ver, a ver explícame…

-Pues verás, he logrado que quien se ponga tus sombreros, cuando uno de nosotros tenga puesto este sombrero luminoso, automáticamente podremos leerle la mente. ¿Qué te parece, Serafio?

-¡Increíble! ¡Sensacionalmente increíble!

-Así es amigo, y eso nos volverá muy ricos… ¡Muy ricos!

         Fue entonces que la situación del fabricante de sombreros, de un día para otro permutó. Y ahora, cuando la gente se ponía los sombreros que les vendía Serafio, pues que teniendo puesto el sombrero matriz, podía leer la mente de toda la gente que usaba dichos sombreros. No obstante, como la fortuna, e incluso la de Fortunato, a veces puede cambiar. Un día recibió la visita de un hipnotizador, y le increpó que había descubierto la manipulación de las mentes colectivas. Y que por eso había perdido muchos clientes. Por tal, que Serafio, le dijo que toda la maquinación había sido posible gracias a su amigo Fortunato. Y al escuchar ese nombre, le dio “calambre en el cerebro”. Al parecer dicho hipnotizador conocía a Fortunato. Y sin más cháchara, se fue, raudo y vertiginoso. Al día siguiente, salió en los periódicos:

HIPNOTIZADOR Y TELÉPATA LINCHADOS POR MULTITUD DE COLEGAS “SERRUCHADOS”


Esgrimista

 

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