-¡Miren esas criaturas!
-¡Qué grandes son! ¿Son hormigas?
-¡Pero son gigantes!
Efectivamente,
un día, o mejor dicho una noche, una gran nave espacial acuatizó en nuestro
océano Pacífico y luego de un lapso de tiempo, dicha nave se aproximó a tierra
firme. Según los que pudieron verlos aseguraban que eran unas hormigas
gigantes, pero en realidad eran una etnia espacial. Una de las millones de
formas de vida que hay en el universo. Ellos eran los drulén, que en esta
ocasión tenían como líder a Qom. Todos ellos tenían muy impactados a los
terrestres. Sin embargo, ¿qué hacían en nuestro planeta? Pues que venían
huyendo de otra etnia espacial, los cuales se los comían. Dichos enemigos eran
lo equivalente a nuestros osos hormigueros. Por tanto, según la lógica
imaginamos que dichos enemigos de los drulén, serían mucho más gigantescos. No
obstante, la lógica no siempre se cumple. Por lo que un día, o mejor dicho una
noche, el firmamento se iluminó, y aterrizaron unas naves, pero que no eran tan
gigantescas. Por tal, cuando se dejaron ver, sucedió un efecto irrisorio, ya
que al contrario de lo que se creía, dichos osos hormigueros eran del tamaño del
común de los terrestres. Pero, ¿quiénes eran estos osos hormigueros, y qué
querían? Pues que eran otra de las millones de etnias espaciales que existen en
el universo. Se llamaban los atsum, y como si fuera algo paradójico, ni bien
estuvieron en tierra empezaron a buscar, rastrear, e incluso portaban unos
aparatos futuristas que los ayudaban a encontrar a Qom y su gente. No pasó
mucho tiempo para que las hormigas gigantes “edifiquen” sus hormigueros, que
como imaginarán eran inmensos. Y los osos hormigueros localizaron a sus apetecibles
hormigoides. Y sin más miramientos se lanzaron sobre sus víctimas. Parecía una
escena de Gulliver y los liliputienses. Cientos de hormigas gigantes reducidos
y siendo devorados por aquellos feroces osos hormigueros. Era increíble que los
estereotipos clásicos en que se dice que los grandes vencen a los chicos, pues
escapaba de dicha ley. En un par de horas ya no existía ningún drulén, y Qom
hace rato había sido devorado. Y los terrestres que habían sido testigos de
aquella “carnicería” solo estuvieron como tal, e impotentes. No obstante, una
vez que los atsum ya estuvieron satisfechos, oyeron la voz de Creled, su líder:
-¡Grax paradois sunkrutocia
flumizaroie!
Dichas
palabras ordenaban a los atsum para que volvieran a la nave y regresaran a su “hábitat”,
en algún lugar del universo. Sin embargo, Qom y los drulén nos dejaron como
legado aquellos hormigueros, que estuvieron a punto de destruir. No obstante, a
última hora se tomó la decisión de declarar patrimonio espacial bioxenofílico.
Por tal, nació el dicho que dice “Si te pican cinco hormigas, no dinamites el
hormiguero”.
Esgrimista
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