Juan Mujica
Recordando el centenario del natalicio de nuestro escritor, antropólogo y folclorista, José María Arguedas, quise compartir con todos una de sus novelas con que inicié mi vida de lecturas literarias. Una obra que me asombró por su crudo realismo, pero que gracias a ella, hoy puedo leer un libro tras otro. En una interminable cadena de hedonismo lectofílico y que hasta el final de mis días recordaré y más allá de la muerte estaré agradecido.
La obra empieza con el ingreso de Gabriel Osborno a la cárcel y lo primero que escucha es la canción “La Marsellesa de los apristas”, que es cantada y tarareada por los presos políticos del tercer piso. Justamente él el conducido a dicho pabellón e introducido en una celda, donde conoce a Alejandro Cámac Jimenez de quien será compañero.
Sin embargo, Cámac conforme pasaban los días, le fue enseñando a los presos uno por uno: Y así supo sobre Maraví, que era el amo de El Sexto. Además estaban el negro Puñalada, el Piurano, Rosita, el Pato, el Pacasmayo, entre otros. Luego le explica que en el primer pabellón están los vagabundos. En el segundo piso están los delincuentes más avezados (violadores, asesinos, estafadores, etc) y en el tercer piso se encuentran los presos políticos.
En el trascurrir de la novela se narra la muerte del pianista, la violación de Libio Tasaico por el negro Puñalada. También la muerte del segundo Pato a manos del piurano, el suicidio de Pacasmayo, la muerte del japonés, la locura de Clavel, la muerte del negro Puñalada, etc.
Por tanto, luego de leer y releer esta obra pude apreciar el dramatismo humano dentro de una cárcel peruana. El dolor, la angustia, el sufrimiento y la muerte. Tales elementos fueron vitales para el desarrollo de la novela, que es toda una muestra del realismo y destreza de la pluma de nuestro escritor andahuaylino de quien podemos estar orgullosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario