viernes, 28 de enero de 2011

SER diferente

Azul Nin

Hoy, en el carro, mientras retornaba a casa después de horas muy intensas e interesantes, se subió uno de esos tíos. Sí, de los típicos que hablan en los carros, a los que les prestan atención medio minuto o menos, luego te limitas a ver por la ventana. Éste en especial me llamó la atención, porque hablaba de la depresión, la enfermedad que encabeza la lista de las más padecidas últimamente. Así que como ese es mi tema, aunque a diferencia de muchos no es primordial para mí salir de ella, igual quise escuchar algo.

Y con acento colombiano y todo, explicó lo que ya todo mundo sabía y finalmente, como nada es gratis en esta vida ofreció unos librillos sobre yoga, el cual alrededor de 5 personas adquirieron al módico precio de un sol. En fin, este incidente no me hubiera importado en absoluto si no fuera porque cuando llegué a la esquina de mi casa, note algo extraño, por más metida que andaba en el mp3, escuchando los bunkers y miño que se convirtió en alguna clase de himno personal... al momento de entrar a la panadería, noté que habían algunos vidrios rotos ahí abajo. Investigando más el escenario pude ver un auto negro con la inscripción "prensa" a los lados y finalmente dos reporteros.

Entré a la panadería a comprarme mi triple y como mi morbo pudo más, le pregunté al dueño de la tienda, Jaime, qué era lo que había pasado. Este que siempre anda esquivo en sus respuestas y me sale con una broma o algo así, fiel a su estilo para conmigo, me respondió: "pasó lo que pasó y ya pasó". Opté por sonreír y buscar otra fuente, afuera le pregunté a un señor sobre el asunto y me contó que un oficial o no sé... había saltado por la ventana, “por amor”, me dijo, por su esposa y añadió un comentario que iba más o menos así: "ya ven como son Uds. son malas, nos hacen sufrir". De nuevo, sonreí y me fui...

Ya en el ascensor, dentro de todas las cosas que me puse a pensar, por las veces que he estado a punto de saltar por la ventana, quizás ese carro de la prensa podría estar estacionado abajo, pero me sentí diferente...por qué tanta mención al denominado suicidio en clases, a la depresión en el carro y finalmente saber que un hombre salto de un edificio que tiene la misma cantidad de pisos que el mío, no sé... cómo mi mente se mueve de maneras demasiado bizarras, entre otras cosas pensé que al menos ahora sabía que si saltaba no era seguro que muera, pues el hombre aquél se había roto unos huesos y andaba por el hospital... luego le tuve envidia por haberse atrevido, finalmente me dio pena, se abrió el ascensor, toque el timbre, Naty me abrió y coffee hizo una fiesta al verme, como siempre lo hace.

Pensé que quizás hoy, cuando en todos lados estaba nublado, cuando olía a muerte en los rincones, yo me había olvidado del tema y vivir era más simple, no sé si es por mi manía de ir siempre contra la corriente, de efectuar siempre el movimiento contrario, no lo sé...Pero se siente tan bien estar viva hoy.

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