Juan Mujica
De un tiempo a esta parte nos hemos visto inmersos en un sinfín de modernidad con que nos desenvolvemos cotidianamente. En el pasado quedaron las máquinas de escribir, las cámaras fotográficas mecánicas, el VHS, los disquets, los cassets, los televisores blanco y negro, la fotografías en papel y el papel en sí… ¿quién sabe hasta cuándo lo tendremos entre nuestras manos? Gracias a una inevitable era digital, es que aún nosotros que todavía nos quedan años para decirnos jóvenes, es que al voltear a hace un par de décadas nos da nostalgia las horas y momentos que pasamos con aquellas máquinas que en su momento eran el último grito de la actualidad.
No obstante, ¿qué nos íbamos a imaginar que llegaría el día en que tuviéramos internet en casa?, y eso que teniendo tan solo la computadora era un lujo, o hasta incluso alucinábamos estar un escalafón más en la pirámide socioeconómica. Aún recuerdo esas horas jugando con el Nintendo, y específicamente con el juego “Street Fighter”, ya que años atrás no tuve la oportunidad de divertirme con el Atari, que fue un sueño en su momento. Y si hablamos de películas: ¿Qué nos íbamos a imaginar que cambiaríamos nuestros cassets de video, por los ahora conocidos CDs del DVD? Ahora todo es con este último. Y hasta se habla de las películas 3D y las imágenes HD.
Extraño el techno y el reggae, que a principios de los años 90 estuvieron a full en las radios limeñas. ¿Qué nos íbamos a imaginar que llegaría el trance y el reggaetón para opacar a nuestros favoritos de las radios? Sin embargo, como seres humanos, Homosapiens, lo que nos diferencia de los demás seres es que nos adaptamos a los cambios. Es decir, que ante una acción, tenemos una reacción. Desde que se extinguieron los dinosaurios y gracias a eso que surgieron los mamíferos, es que hemos poblado el planeta y desarrollado la tecnología y la ciencia. Y es por eso que nuestra civilización está avanzando a pasos agigantados.
Cuando menos nos imaginemos ya estaremos viendo naves espaciales en los aeropuertos, y ya tendrán otro nombre. Las enfermedades serán todas curables y habremos llegado al menos al 50% de nuestra capacidad mental. Atrás quedarán los congestionamientos en las calles y mismo “Volver al Futuro” habrá vehículos que vuelen por los aires. Además nosotros vestiremos trajes metálicos y con luces. Y se hará tan paulatinamente que no nos extrañará y no nos acomplejaremos del qué dirán.
Sin embargo, ya sea que los libros de papel sean reemplazados para siempre por los libros electrónicos, tendrá que quedar para la posteridad que alguna vez toda esa modernidad que nos hizo la vida confortable y feliz, no podremos olvidarla, ya que son como los eslabones de una cadena o los peldaños de una gigantesca escalera. Y nuestros tátara tátara nietos gozarán de toda esa tecnología y nosotros desde el cielo podremos ver tales adelantos y nos parecerá raro todo ese avance. Sin embargo, aún me sigo preguntando: ¿Dónde quedó mi máquina de escribir para poder recordar todos estos pensamientos? y ¿Dónde quedaron mis alegrías que disfruté entre el romance de la tinta y el papel?
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