El
célebre director de teatro Cuatrotablas, Mario Delgado, partió a
su camino etéreo a la edad de 69 años,
tras estar internado con un estado de salud muy precario.
Como
sucede con muchos artistas, Delgado recurrió a la gente que
sigue su trayectoria y al público en general, para solventar los gastos de su tratamiento.
"Ni las empresas ni los medios de comunicación quisieron
saber nada de él. No había auspicios o llamadas del Ministerio de Cultura. Le
dieron la espalda", expresó hace unos días Bruno Ortiz, quien es
productor y amigo de Mario Delgado.
Resaltando las primeras obras del reconocido director de teatro,
tales como Tu país está feliz, la primera obra que dirigió, y Los
músicos ambulantes, de la agrupación Yuyachkani.
La producción de Delgado en Cuatrotablas, tuvo como
paradigma las ideas de Eugenio Barba, quien es reconocido
como adalid del teatro de nuestros tiempos, el cual arribó a Lima varias veces invitado por el
director de Cuatrotablas.
Analizando algunas entrevistas del otrora, Delgado confesaba que en
un comienzo, su agrupación Cuatrotablas negó la esencia estética
y artística, de aquellos tiempos en que se encontraba con validez.
Para muestra, se conoce que hubo polémica sobre seguir al pie de
la letra el parlamento dramático y el tema del uso de la palabra.
Además, él con Cuatrotablas fueron casi los
fundadores de un estilo de perorata andina en sus ofrecimientos, lo cual constantemente
era mal visto por la crítica de aquellos
años vertiginosos en que se encontraba en plena actividad artística.
"En los años ochenta agarramos a Sófocles, Shakespeare y buscamos en la tradición andina a
los seres míticos que podían equipararse con sus personajes clásicos. Los
presentamos con actores vestidos con trajes de Taquile.
Eso no lo soportó la crítica. Hubo voces violentas. Decían que con qué derecho
nos vestíamos de indiecitos para recitar a Shakespeare e impresionar a los europeos",
reveló Delgado en el 2008.
Entre los legados que deja Mario Delgado como director de Cuatrotablas,
figura el encuentro de Ayacucho, el cual es un paradigma en la historia del teatro de
nuestro país. En aquellos tiempos de apogeo de aquel artístico mundo teatral,
se plasmaron muchos proyectos relevantes de los últimos tiempos.
En 1978, en
convergencia se agruparon cuatro propuestas. Posteriormente, luego de diez años, el encuentro
magnetizó catorce grupos artísticos.
Para después, en 1989, pasados treinta años, se volvieron a
reunir, y esta vez se tuvo a 600
personas, cuyo resultado fue acuñado por Mario Delgado como el país
teatral e internacional.
Juan Mujica
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