Han pasado siete años desde que se dio apertura a la mil veces nombrada Casa
de la Literatura Peruana (CASLIT), que es un lugar con aroma de cultura, pero por sobre todo
con una fragancia que nos envuelve,
y que precisamente son los libros
que están en sus grandes anaqueles. Un lugar fascinante, donde la gente puede
ir a deleitarse y pasar un momento
agradable, ya sea solo, con amigos o en familia.
Fue Mario Vargas Llosa, quien
la llamó “Casa de los sueños”, y desde que se dio apertura, no ha dejado de ser visitada por más del
millón de personas, quienes en su mayoría son escolares. Sin embargo, como
era de esperarse también concurren a este lugar fantástico, lectores asiduos y
por supuesto, escritores, quienes pasean por las instalaciones y se deleitan
con el panorama libresco y el paso del tren.
En el otrora fue la Estación
de Desamparados, y en esta oportunidad se inaugura la exposición Ojo,
pare, cruce, tren; La Historia y Literatura del Ferrocarril
Central, en el que se remembra la trayectoria de dicha estación, en que
se ofrecerá al público, documentos, artículos y fotografías.
Haciendo una retrospectiva, la
edificación de la Estación de Desamparados fue en su tiempo de apertura el gran
proyecto, en que transcurría el siglo XIX
y se asomaba el siglo XX.
En esta exposición, que se
ofrece en el marco del proyecto del Mapa Literario de Lima, el público
podrá apreciar la interacción de la historia del tren con la edificación de una
nación, de un paradigma del progreso y sus repercusiones hasta nuestros días.
Del mismo modo los asistentes
podrán apreciar libros relacionados a la historia
de los ferrocarriles en Perú, se mostrará un video con entrevistas a pasajeros
y trabajadores del tren, el derrotero y una intervención fotográfica del
artífice Marco Sueño.
Es así como la célebre Estación
de Desamparados, pasa a convertirse en la Casa de la Literatura Peruana,
que es un lugar de convergencia de lectores, investigadores, escolares,
lectores, escritores y toda clase de intelectuales y público en general,
quienes vienen a saborear la ambrosía de las páginas de sus libros favoritos, y
oler la fragancia del ambiente que producen aquellas publicaciones, que esperan
ser sacadas de los numerosos y abundantes anaqueles que posee la CASLIT.
Por último, mi reflexión sería
que no se le clausure como pudo pasar hace un buen tiempo. Sin embargo, podría darse apertura a otro local que
fuera como su siamés. Y por qué no, un tercer local. De tal manera que la gente
tuviera varias alternativas para escoger, dependiendo de qué parte de Lima
procede. ¡Feliz VII Aniversario Casa de
la Literatura Peruana!
Juan Mujica
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