Por: Alexiel
Vidam
Si una palabra
puede definir a Patsy Adolph, es “guerrera”. Patsy, hoy directora del periódico
en español Tus Noticias, de Florida-Estados Unidos, fue también una de las más
avezadas y sobresalientes periodistas del Perú durante una de las épocas más
sangrientas del país: el auge del terrorismo. En 2011, Patsy publicó su libro
titulado “La Flaca”, donde narra, a modo de anécdota, lo que fueron esos
terribles años, entre anécdotas personales y otros pasajes periodísticos. Hoy
en día, los cibernautas pueden descargarlo de la web gracias a la editorial
Manupax.
Hola Patsy. ¿Nos puedes contar cómo es que “La Flaca”,
que empezó a escribirse como una serie de anécdotas para tus hijos, comenzó a
forjarse como un libro para la masa?
Yo empecé a
escribirlo en el 2000-2001 más o menos… Escribí unas 8 páginas, me acuerdo, quería
hacer como un cuentito para conversar con mis hijos. Mi papá, José Adolph,
escritor, lo leyó y me dijo “está bien pero arregla esto y sigue pues, sigue”.
Y te juro que seguía un capítulo más, y así estuve meses hasta que tuviese
ganas, porque no escribo sin ganas. Cuando vi que tenía 30 páginas dije “esto
puede seguir”. Así que seguí y empecé a
buscar mis antiguos videos, y a buscar en Google… Después completé con los
viajes que hice con los chicos al África, y con todo eso empezó a armarse el
libro.
¿Cuánto te demoraste en total?
Fueron 10 años
hasta que lo acabé, pero no he escrito durante 10 años. Lo agarré un año, lo dejé
otro; lo agarré después de 3 años y así, y cuando viví acá en Estados Unidos no
escribí una sola línea porque no me inspiraba pero para nada.
Fue una escritura súper espontánea entonces…
Sí, de lo que me
iba acordando. Pero dije “quiero ser bien justa”; buscar los nombres, buscar el
lugar, la fecha… y eso me demoraba también bastante. Por ejemplo, en el
capítulo sobre el ataque a Mazamari, yo recordaba a uno de los edecanes de Alan
que mataron los terroristas porque lo conocí en Tingo María. Pero yo sólo
recordaba eso; no me acordaba de ningún detalle y tuve que ponerme a buscar. No
sabes cómo me demoré, pero encontré todo en el informe de la CRV; me demoré
meses en encontrar el nombre del mayor, la fecha exacta, quién había dado las
órdenes, etc. Me demoraba porque quería tener las cosas claras y precisas,
incluyendo fechas.
Mientras escribías… ¿cómo imaginabas a tu lector?
Yo primero pensé
en este libro como para alumnos de periodismo. Lo que yo quería era contarles a
los jóvenes cómo hacer periodismo de calle; lo que no se hace mucho ahora –y me
da pena-, que es confirmar, reconfirmar, y si tu jefe te ordena que busques,
pues que encuentres; que no me vengas con “que no me contestó el teléfono”, “que
no tengo tu celular”… ir tras la noticia hasta el final. En mi época era: te
plantas en la casa y lo esperas hasta que salga y le caes encima. La pasión era
encontrar tu nota y ser competitivo con los demás canales. Ahora tú ves y todos
tienen lo mismo: el mismo entrevistado, la misma historia, los mismos ángulos. Antes
no era así.
¿Cómo se convirtió “La Flaca” entonces en un referente
sobre el terrorismo?
En no sé en qué
entrevista que me hicieron, salió lo del terrorismo; que podía ser un legado
para que conozcan del terrorismo que existió en Perú. Yo, por coincidencia,
había sido la que había descubierto las cosas de terrorismo en mi época, en el
canal. Pero eran mis historias; yo no pretendía hacer un libro sobre
terrorismo; ésa no era mi intención.
¿Cuál ha sido la respuesta que has percibido de parte
de los jóvenes?
Lo que me
encanta, es que la respuesta más grande ha sido de ellos. He ido a las
universidades a dar charlas, y los chicos se quedaban encantados, uno, porque
no conocían mucho de la historia, y dos, por la forma en que se los contaba. Yo
llevaba mis videos de la época terrorista y los chicos asombrados de cómo era
el Perú. Realmente los jóvenes son los que más me han respondido.
¿Qué cambios sientes que ha traído la tecnología al
mundo del periodismo?
Yo creo que la
tecnología los ha vuelto más flojos. Con tanta tecnología podrías armar unas
súper notas. Pero no, los chicos de hoy van a Google; copy-paste y se acabó. Ya no salen a buscarlas. Su jefe les dice “anda
y entrevista a tal”, y ellos van y ponen el micro, nomás. Ya no buscan el otro
ángulo. Se han vuelto flojos los chicos, y como ven que todos hacen lo mismo,
parece a nadie quiere sobresalir… hacer su exclusiva, como era antes, tu “primicia
chocherita”.
¿Cómo aprovecharías tú la tecnología para realizar
esas súper notas?
Por ejemplo con
un tema actual, como las elecciones… Veo tanta tontería que ponen en Facebook
sin comprobar nada… y periodistas, ¿ah? Por ejemplo, ahora he visto que ponen cuánta
gente votó, cuánta gente estuvo en blanco, y he visto unas cifras loquísimas,
como que hay 22 millones de votantes. Eso no es cierto. Podrías buscar en
Google las cifras exactas, buscar por Skype al que dijo tan cosa. Tienes que
usar tus herramientas e ir hasta el final; llamar, comprobar; decirles: “¿Tú
dijiste tal cosa?”. En Estados unidos yo aprendí eso. Yo trabajé acá en un
canal gringo, y no te dejaban sacar nada si no estaba recontra comprobado por
la fuente primigenia. En el Perú no; en el Perú alguien te manda un video y lo
sacas al aire y se acabó el asunto, “soy un periodista de investigación”. Y
cuando cometen errores ya ni siquiera es “disculpe”, sino que “ya, piña, ya
salió”.
¿Cuáles piensas que son las consecuencias más críticas
de que los chicos de hoy no estén enterados sobre la época del terrorismo?
Lo que yo más
les exijo a los gobiernos que han pasado desde esa época, es que a ninguno se
le ocurrió poner algo al respecto en la currícula escolar. Eso debería estar en
el curso de Historia del Perú, para que los chicos aprendan, sepan, vean con
todo y fotos lo que pasó. En los cursos de Historia del Perú a lo más hay una
paginita por ahí sobre el terrorismo. Entonces qué pasa, que los chicos crecen,
ingresan a la universidad, entran a una San Marcos, a una UNI, qué sé yo, y ahí
está la gente de MOVADEF; que es cierto, están ahí, y lo que hacen es contarte
cuentos. Y tú, como no sabes realmente lo que pasó, te la crees… “que la
sociedad oprimida, que blablablá”, y se la creen, y se meten a MOVADEF, y están
luego hablando de terrorismo. No puede ser que un país como el Perú no sepa lo
que pasó.
Eso que dices además es bien importante. No hay que
olvidar que Sendero teorizó y adoctrinó por años antes de lanzar el primer
disparo o lanzar la primera bomba…
Y lo peor es que
he hablado con gente del Ministerio de Educación y te dicen que “está en los
planes”. ¿En los planes? Cuánta gente está ahí trabajando en el Ministerio de
Educación… ¿No pueden diez personas dedicarse a eso? ¿a hacer una currícula
rica en Historia del Perú de esa época? No lo hacen porque no les da la gana.
Mira a los judíos cómo les enseñan a sus hijos desde chiquitos lo que fue el
Holocausto; nunca olvidar. Alguien tiene que hacerlo; no puedes perder a las
generaciones de esa manera. En el colegio tienen que decirles: “Así era el Perú
en los 80. No se puede volver a eso. Entiéndanlo”.
¿Cuál fue para ti el episodio más duro de esa época?
Hay tantos… Yo
veía muertos todos los días. Era “cómo los encuentro hoy día, baleados,
quemados, explotados…”. Pero lo que pasaba en la Sierra era más trágico para mí,
porque era gente que no tenía nada que ver en el asunto. Eran pueblos de gente
tranquila… como lo de Andajes, que es un capítulo que nadie conoce mucho en
Perú, porque yo fui la única que llegó y que contó toda la historia; pero nadie
lo recibió o lo rebotó como debía ser, y mataron a todo el mundo ahí, en ese
pueblo. Era increíble ver a la gente cómo lloraba… Y por qué, porque Sendero
había llegado y como no habían querido unirse todos a ellos, todas las
autoridades abajo. Era terrible ver a todo un pueblo llorando a sus
autoridades… En la Sierra, gente que no tiene nada; qué culpa tienen ellos.
Hoy en día se habla también sobre la existencia de un Terrorismo
de Estado. ¿Consideras que existió realmente? ¿Tuvo la misma magnitud que
Sendero o el MRTA? ¿Fue peor? ¿Fue menor?
Yo, como te
digo, siempre fui muy neutral como periodista. Yo he enfrentado a gente de Sendero
así cara a cara y me han dicho la vela verde, y he dicho “piña, ¿no?”; esto es
lo que yo pienso. Y lo mismo con los militares. Los he visto actuar. He visto –como
cuento en una parte del libro-, cómo le quitaban a un chico sus cosas. Yo lo
había visto. El chico era de la Católica; estaba en una gran marcha en la
Venezuela, con los de San marcos. Lo detiene la policía, le quitan la mochila y
yo vi lo que le sacaron: pancartas en blanco; todo era color blanco. En la
noche lo sacan al chico en la televisión con la oz y el martillo, las granadas
y las pistolas que según ellos le habían encontrado y blablablá. Sí pues, ese
tipo de cosas también hacían. Menos mal que vi el video que sacamos para el canal
y la mamá lo pidió y lo sacaron al chico de la cárcel. Pero cuántos más que no
tuvieron esa suerte… Existió. Sí había terrorismo de Estado, pero no era de la
magnitud del terrorismo de Sendero o el MRTA; ni hablar.
Acabas de señalar que te enfrentaste con senderistas.
¿Nos cuentas un poco al respecto?
Recuerdo que hubo
una matanza de los penales. Alguien me dateó, porque yo tenía dateros en todos
lados. Me dicen: en tal lugar del centro de Lima están velando a sus muertos
los de Sendero. Así que llegué y había coronas de flores. Estaban todos
adentro, velando a sus muertos terroristas; en realidad no estaban los cuerpos
ahí, pero era la ceremonia. Así que dije “en vez de estar en el carro, me bajo
y trato de hablar con ellos”. En esa época el canal 9 era respetado, así que
fui y les dije “soy del canal 9, quiero grabar esto”, y salen todos agresivos y
viene una terruca y me retó, me dijo “yo sé que no vas a sacar nada”. Y yo
decía “cómo no voy a sacar esto si es una primicia mundial”, si había una
tarjeta con una firma de Gonzalo, de puño y letra, y en esa época todo el mundo
pensaba que estaba muerto. Pero en el canal no me dejaron sacarlo porque
dijeron que era propagandismo.
¿Qué opinas sobre los nuevos juicios a los
terroristas?
Esa gente no va
a cambiar. Pueden ahora estar en su casa pero no han cambiado sus ideas. Un
montón ya están saliendo... La ley es así: si cumplió su condena, tiene que
salir, pero el tema es no debieron darle 25 años, pues; debieron encerrarlos a
todos de por vida. Debieron ser más fuertes y hacerlos quedar ahí, pero con
todas estas ONGS que chancan ahí todo el mundo dicen “no pobrecitos”. Nada de
pobrecitos. La cosa es que la gente olvida lo del terrorismo. Había niños
bomba. Agarraban a un niño y lo hacían explotar. Las mismas mujeres, debajo de
las polleras llevaban metralletas. La gente ya no se acuerda de todo lo que
vivió.
Regresando un poco al tema del periodismo… ¿Cuáles
piensas que son las características de un verdadero periodista?
Tiene que ser
recontra curioso, para empezar, querer saber todo, todo el tiempo; ser veraz,
tiene que tener honor, dignidad. Ahora cada medio tiene al empresario que tiene
sus predilecciones y el medio “piña, te alineas con lo que yo digo”; y los
periodistas le siguen la corriente y son incapaces de pararse y decir “¿sabes
qué?, renuncio”. Ya no, ahora los periodistas van con el mejor postor, y con
las elecciones, peor. El que te trajo tu notita va al candidato y le dice “cómo
es”. No. Tú tienes que tener ética, ser curioso, buscar la verdad. Primero la
verdad, después el resto. Confrontar notas, detalles, datos. No puedes lanzar
algo sin haber confirmado. Pero sobre todo tienes que ser bien curioso; nada de
que “me chupo”, no señor.
Finalmente, ¿piensas lanzar otro libro?
He empezado a
escribir, pero estoy recién en la página 20. Es una novela en inglés, pero de
ciencia ficción, que es un tema que a mí me apasiona. El tema es bien enredado:
la humanidad está hasta el cien y algo tiene que pasar para que se arregle o
desaparezca. La humanidad ya está de más (risas).