A muchas centurias en el futuro se extinguieron los seres mitológicos, debido a la falta de credibilidad de la gente, poco a poco fueron desapareciendo. Por ello Zeus, viendo que aquellos seres humanos ya no creían en las historias y leyendas que les habían transmitido sus ancestros, entonces optó por seguirles la corriente en torno a sus nuevas tecnologías. Y dijo el rey de Olimpo: “Ya que quieren vivir con los nuevos cambios y adelantos, entonces les enviaré lo que tanto ansían”. Y levantando su brazo derecho lanzó un poderoso rayo hacia la Tierra. Y dicen que tal rayo cayó sobre una manada de toros, que estaban siendo cuidados por unos humanos. Así que Zeus fusionó a los toros con los humanos, creándose un grupo enorme de minotauros.
Sin embargo, el poder del rey del Olimpo fue claro en su decisión. Así que estos flamantes monstruos híbridos, no eran sólo lo que parecían, sino que además eran unos minotauros eléctricos. Capaces de transmitir electricidad en cada cornada que arremetiesen. Y así lo constataron al enfrentarse entre sí. Sin embargo, antes que se ataquen recibieron el encargo que se dispersen y que ataquen a los humanos. Por lo visto Zeus estaba muy molesto por la falta de fe en sus criaturas. Y cada minotauro eléctrico recorrió praderas, desiertos, ríos, lagos y hasta que llegaron a las tierras de los hombres.
Algunos de ellos estaban en una Grecia futurista, donde la gente se desplazaba en automóviles que flotaban en el aire, incluso la gente levitaba y viajaba en el tiempo. Todo era súper moderno. Hasta que llegaron los monstruos y empezaron a atacarlos, persiguiéndolos y corneándolos, transmitiéndoles la corriente eléctrica e incluso descubrieron que podían lanzar dichas corrientes desde lejos, apuntando y concentrándose en sus víctimas. Pronto se sabría por la Futurnet (Internet del futuro), que los minotauros eléctricos se habían multiplicado a más partes del mundo. Y estaban en Estados Unidos, China, Neorrusia (repotenciada versión de Rusia), Australia, Holanda y hasta en Peruvian World (Perú en versión de potencia mundial).
Las matanzas y agresiones no se hicieron esperar y en España, la fiesta de San Fermín se hubo convertido en corridas de humanos toreados por los mismos minotauros eléctricos. Y obligaron a los españoles a correr por sus vidas, descargando las corrientes eléctricas que los hacían gritar despavoridos. También en Peruvian World, aquellos monstruos se concentraron en la Plaza de Acho y obligaron a la gente a hacerles reverencias a los toros como si fueran hindúes. Todo esto fue visto por Zeus, y en vez de reparar en su error se reía a carcajadas, viendo a sus creaciones futuristas divirtiéndose.
Los demás dioses al ver todo ese espectáculo le suplicaron que deshaga su maleficio, y tanto fue el ruego masivo, que dijo: “Muy bien, creo que los humanos han aprendido la lección… pero para que no nos olviden enviaré a un emisario a la Tierra para que en mi nombre haga rendir culto a los dioses”. Efectivamente, desaparecieron los minotauros eléctricos de la faz de la tierra, y en su lugar descendió una empresa tecnológica que opacó al mismo Bill Gates, la cual creó los “androtronics”, que eran computadoras en forma de androides. Toda una maravilla del futuro. Tenían internet en su sistema, ojos luminosos capaces de alumbrar como potentes faros, propulsores para volar, hablaban 40 mil idiomas, y hasta eran anfibios.
Por tanto los humanos por creer en dichas máquinas olvidaron otra vez a los dioses. Así que él mismo bajó hasta la Tierra y de un soplo hizo aparecer miles de centauros y cancerberos. Dichos monstruos lucharon contra las máquinas y los vencieron. Pero tanto fue su ego que olvidaron a Zeus. Así que el rey del Olimpo luego de mucho pensar al fin despertó de su pesadilla y vio que el mundo ya no existía. Se hubo quedado dormido tanto, pero tanto, que apenas vio el brillo lejano de una explosión luminosa, que una vez fue el universo.
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