domingo, 31 de octubre de 2010

31 de octubre: ¿Halloween o Criolloween?

Juan Mujica

Nuevamente se da la discusión de todos los 31 de octubre en el Perú. Si celebrar el Día de la Canción Criolla o Halloween. Realmente es una controversia que ya tiene tiempo y que simplemente se elige al final por una de ellas. Pero qué tanto sabemos de ambas, o es acaso que simplemente seguimos la tradición por imitación vanal. Así que exploremos un poco cómo surgen ambas.

La música criolla se inicia con la llegada de los españoles, y prácticamente en Lima se construye de manera constante una identidad propia, transformando los géneros musicales y patrones estéticos importados. Desde la presencia de valses de origen vienés, mazurcas, jotas españolas, continuando con la influencia de la música francesa e italiana. Por tanto, la cultura popular limeña se fue perfilando a través de la transformación y decantación de géneros, de manera que se gestaron y desarrollaron algunas formas musicales hasta fines del siglo XX y que identifican lo limeño.

El 31 de Octubre de todos los años, se festeja el Día de la Canción Criolla. En la fecha, los compositores e intérpretes se juntan en torno de mesas democráticas en las que, junto con las canciones más emotivas del cancionero peruano, se entonara aires precursos de nuestro acervo. Se recuerda a los compositores próceres del criollismo y se brinda con entusiasmo cotidiano. La conmemoración no admite recortes de ninguna naturaleza. El Festejo es Total. Y uno de sus representantes más epónimos es Felipe Pinglo.

Pero por otro está la celebración de Halloween que es una tradición de origen celta, que se lleva a cabo principalmente en los Estados Unidos. La palabra Halloween proviene de los vocablos ingleses: All Hallow’s Eve (Víspera del Día de los Santos). Ocasión en que los niños salen disfrazados a pedir en las casas que se les brinde dulces, o de lo contrario amenazan con hacerles una broma a los dueños de casa. Sin embargo, la historia del Halloween proviene de hace más de 2,500 años. Y era cuando el año celta terminaba al final del verano, justamente el 31 de octubre. Situación en que el ganado era llevado de los prados a los establos para el invierno. Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar.

Para evitar tal tragedia, los celtas ensuciaban las casas y las “decoraban” con huesos, calaveras y demás accesorios, para que los muertos se guiaran por medio de estos para llegar a un lugar mejor. De ahí proviene la tradición de decorar con motivos siniestros las casas en la actual víspera de todos los santos y también los disfraces.

Sin embargo, qué tan importante es seguir una tradición?, y qué tal si tenemos la posibilidad de elegir nuestras celebraciones? Lo importante es pasarla bien y en compañía de nuestros amigos y/o familiares. Pero me parece que es cuestión generacional, ya que la fiesta de Halloween les es más atractivo a los niños y jóvenes. A los primeros para ir a pedir dulces a las casas y a los segundos para disfrazarse e ir a pasarla bien a una discoteca o fiesta particular. Sin embargo, en casa se quedan nuestros padres disfrutando con guitarra y cajón de las melodías que escuchaban cantar a sus propios padres, lo que no resulta apetecible para el primer grupo.  No obstante, habría que hacer una campaña para unir a estos dos grupos.

¿Qué les parece fomentar una fiesta en que los jóvenes y nuestros viejitos estuvieran juntos divirtiéndose?, ¿Qué tal si habría la manera en que las barreras generacionales se rompieran? Sería fabuloso, verdad?. Por ello es que propongo llamar a nuestra nueva fiesta “CRIOLLOWEEN”, y se me ocurrió este nombre hace años, en mi época de estudiante y fue tan polémico como lo podría ser en este momento. Así que ya me imagino en locales acondicionados híbridamente los guitarristas y cajoneros disfrazados de calaveras. Y el néctar de la felicidad uniendo los corazones, o sea las chelas. Verdaderamente es una  teoría sociológica bastante descabellada y desproporcionada a primera vista, pero tal vez más adelante resultase más comprensible para las nuevas generaciones.

Habría que experimentarlo pronto, pero por mientras levantemos nuestros vasos de cerveza y brindemos en honor de nuestro siempre recordado criollo Arturo “Zambo” Cavero.  Quien ahora sigue cantando en la gloria del Señor. Ícono de la Música Criolla. ¡¡¡Salud!!!

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