miércoles, 20 de octubre de 2010

Yo en el bus

Brighit Cornejo

Camino hacia la universidad y bajo el estremecimiento de  la sensual voz de mi cantante favorito que salía por mis audífonos -mis más fieles y mejores amigos-, me puse a filosofar bajo ese sol mañanero y de primavera que iba saliendo poco a poco. El cielo estaba límpido y el día comenzaba a ser medianamente bonito, me había bañado con agua helada, había tomado un delicioso desayuno, en la avenida argentina no había tráfico y por fin hoy día martes, después de muchísimos días, pude tener un  buen asiento en el bus y no estar atando con un nudo imaginario mis cosas a mis manos debido al miedo hacia los amigos de lo ajeno. 

Aquellos que andan parados en la avenida Perú, y que al chofer de el bus esto último no parece interesarle en lo absoluto, al punto de ponerse a recoger pasajeros en dicha avenida del terror, a costa de que sus pasajeros salgan lesionados por estos sujetos. Filosofando acerca del ayer, del hoy y del mañana, me encontraba entonces camino hacia la universidad, en el bus y hacia la ruta del terror, pero igual era un buen día.

 Me gusta volar sobre lo ajeno y crearme un estilo de vida, un lugar en la sociedad, pintarme propiedades, juntarme con un gran hombre y ver a mis pequeños crecer, también me gustaba volar y me gustaba la idea de ser la protagonista de una gran boda y un sinfín de buenos libros y reportajes. Es muy divertido y trae muchos sabores y sensaciones el ponerse a filosofar acerca del futuro, filosofar del pasado y del presente no era igual de divertido como hacerlo con el futuro, dado que los acontecimiento distaban de la repetición, o no mucho en realidad. 

El pasado, mi pasado no fue una época de flores, bueno no me quejo, a pesar de todo, he aprendido; y es que de eso se trata la vida ¿no? De caerte muchas veces y sí, aprender de tus errores. O bueno eso es lo que dicen por allí. Mi pasado, como decía, fue bueno y malo al mismo tiempo, pude disfrutar de lo que… ¿Cómo es que se le llamaba a esto…? Ah sí, una familia feliz. Esperen, feliz….? Bueno algo así parecido a una familia feliz; mis padres en esas épocas lejanas, muy jóvenes aquellos y yo con alrededor de 3 años, estaban juntos, felices o no, pero juntos; mi pésima memoria trae a mi mente una escena por pedacitos que ojalá me gustara poder completar.

Era yo y mi madre, paseando en uno de esos carruseles con un montón de réplicas coloridas de caballos y toda esa demás ornamentación. Ella me aplaudía y sonreía incansablemente, levantando su mano para saludarme en cada vuelta del pomposo carrusel. Yo muy cándida levantaba mis dos manitas para mandarle besitos volados, cuando el paseo había concluido ya, mi madre me tendió su mano derecha y mi padre su mano izquierda, quien para ese entonces ya había regresado de..(no recuerdo el lugar). 

Comiendo algodón de azúcar emprendimos el regreso a casa, sin entender y saber que más ocurrió después de que en mi mente se cruzara otro escenario nada semejante al primero, este ahora era una proyección tétrica; la cara empapada de sangre, de mi madre, sería el escenario, que se convertiría en uno de los recuerdos más profundos y dolorosos de mi ser. Filosofar en ese pasado no bueno ni malo, en el que recordaba que podía quedarme encerrada las 24 horas del día en casa, con el pánico en mis costillas por el salir a la calle, y con ese temor de ser intimidada por ese monstruo llamado sociedad. Pensar en la muerte y comer por horas con los ojos empapados de sudor y lágrimas, era también parte del pasado. Que ahora no tan divertido como el futuro, culminaba el filosofar.

Con el presente era más fácil filosofar. Dios estaba siendo muy grato conmigo, mis padres ya no estaban juntos, el dolor ya había sido superado con el transcurrir de los años, y eso era genial. Eran otros tiempos y yo ahora era universitaria, mi actitud y con ello mi aspecto también habían cambiado radicalmente. Había entrado al gimnasio y asistía a una clase de oratoria, con lo cual también la época de la Britt oscura y la temerosa había culminado. El amor también se me presentaba ahora, pensaba en él, en su perfecta figura y en esa pasión que nos envolvía, mi angelito Josué como me gustaba decirle. El angelito que ahora amo con todas mis fuerzas.

Era muy bueno para ser verdad, tráfico en la Av. Brasil y ya era hora de bajar, para como todos los días ir a estudiar.


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