miércoles, 31 de marzo de 2021

El día que se apagó el Sol (cuento)

 


Muchos pensaban que era un prolongado eclipse total, pero la cuestión era que el astro rey había dejado de brillar en todo el mundo. Por tanto, el pánico no se hizo esperar. En muchas partes de nuestro planeta los relojes indicaban horas de la mañana, pero el Sol “brillaba por su ausencia”. No tardaron en aparecer millones de personas con sus velas en las manos. Incluso existían los grupos electrógenos, pero que tarde o temprano se les acababa la energía. El tema se volcó al escenario astronómico, y los astrónomos de varias potencias declararon que no se trataba de ningún eclipse total; sino que simple y llanamente, el Sol ya no estaba en su lugar.

-Colega, ¿qué opina de esta situación?

-Es algo inaudito. Jamás había pasado nada similar.

         Se cuestionaban los astrónomos, y además se dieron cuenta que la estrella enana también abandonó de su brillo a los demás miembros del Sistema Solar.

-¿Qué habrá pasado con Helio? -sostuvo Júpiter, quien por su magnitud sería uno de los más afectados.

-¿De qué te quejas… si tú estuviste siempre más cerca de su calor luminoso? -respondió Plutón, quien encima todavía tenía que soportar la exclusión por parte de los humanos, de no estar considerado como planeta del Sistema Solar.

-Un momento -intervino la Tierra, quien hace rato levantaba la mano para intervenir-. Es cierto que Helio no aparece por ningún lado. Y, que de no volver, todos y cada uno de nosotros nos volveremos como los llaman los humanos unos “témpanos”. Así que propongo buscar a otro astro rey, para que nos proporcione de calor luminoso.

         Todos estuvieron de acuerdo, pero la pregunta salió a flote de inmediato… ¿Dónde buscarían otra estrella, enana o grande? En ese momento, el silencio inundó el Sistema Solar.

-Yo propongo que pidamos ayuda en otros Sistemas de la Vía Láctea -propuso Mercurio, quien extrañaba tanto a Helio, y que nunca se imaginó que le haría falta, ahora más que nunca.

         Sin embargo, a falta de iluminación, cada planeta tuvo que conseguirse su antorcha para poder ver el horizonte y el firmamento. En ese momento, tanto los terrestres como las demás formas de vida de los otros planetas del Sistema Solar, ya estaban siendo afectados por la falta de calor. Por tanto, sentían frio, mucho frío. Mucho más que si estuvieran en la Antártida. Hasta que sin que nadie lo imaginara se oyó una voz que entró en escena:

-¿Me buscaban? -dijo una voz misteriosa.

         En eso, los planetas voltearon y pudieron ver a Helio con toda su plenitud; y como es lógico llovieron un océano de interrogantes. Y él se adelantó en contarles que necesitaba un tiempo de vacaciones. Y que lo había hecho; pero la ida y la vuelta fueron a velocidad luz.

-¿Entienden? Me tenía que dar un paseíto, pero ya estoy de vuelta. Y disculpen que no avisé mis pequeñas vacaciones.

-Vaya, vaya, así que te largaste sin avisar. ¿Te das cuenta que muchos seres vivientes han muerto del puro frío? -expresó Marte, quien también era consciente que en sus terrenos había vida, que también sufrió sus gélidas consecuencias.

-…. Pero eso no es todo. Por tu culpa hay una fila de estrellas “haciendo casting” para reemplazarte. ¿Qué les vamos a decir? ¿Qué les vamos a decir? ¡Despierta, despierta!

         En eso, los párpados de una luciérnaga se abrieron. Es decir, despertó, y se vio rodeada de otras luciérnagas, quienes en castigo a su amodorramiento le quitaron su facultad de brillar, y solo le quedó pensar:

-¡Otra vez el apagón!


Esgrimista

martes, 30 de marzo de 2021

El centauro de oro (cuento)

 


-¡Oye, fíjate que anoche soñé con… !

-¡Qué casualidad, yo también soñé con un… !

Diálogos como estos se fueron expandiendo por todo aquel pueblo. La cuestión es que, desde los tiempos de Homero, todo aquello que sonara a leyendas o mitos, era considerado como tal. Sin embargo, en lo que respecta a los habitantes de aquel pueblo llamado Cancerbero, aquellos episodios oníricos se fueron realizando ya casi cotidianamente. La autoridad de dicho lugar, le encomendó a sus adivinadores y demás personajes de la magia negra, que deduzcan por qué dicho sueño aparecía y se repetía en todos.

-Es un sueño muy extraño, mi señor…

-Así es. No podemos saber lo que significa o el mensaje que nos quiere dar a todos…

La situación se volvió tan incómoda, que la gente prefería evitar dormir, pero obviamente eso no se puede evitar. No obstante, un buen día apareció la estatua de un centauro; pero no era nada común, ya que se trataba de un centauro de oro. Aquello les causó mucha sorpresa a los pueblerinos de Carcerbero. No obstante, como si fuera cosa de magia, los pueblerinos se contaron unos a otros que habían dejado de soñar con aquel centauro de oro; sin embargo, como cualquier otro cuento, aquí no acababa la cosa. Puesto que, en otra parte del pueblo aseguraron ver otro centauro de oro. Y como si fuera magia, en otro lugar de Cancerbero, otros cancerberinos también manifestaron que vieron a otro centauro de oro. Es decir, que al parecer dicho personaje se había vuelto “ubicuo”, es decir, que estaba en muchas partes a la vez. Por su parte, los adivinadores y los de magia negra, no atinaban a saber qué estaba sucediendo o por qué. Hasta que sucedió lo que nadie esperaba; se aproximó y siguió aproximándose. Trotando y galopando a vista y paciencia de otros. Se trataba del mismísimo centauro de oro; moviéndose y observando a todos los presentes. Por su parte, la autoridad de Cancerbero estaba muy impactado. Con la boca abierta, al igual que muchos pueblerinos, y qué decir de los adivinadores y brujos de la magia negra. Todos veían cómo se aproximaba. Hasta que aconteció lo que nadie esperaba.

-Cancerberinos… calma, calma… que vengo en son de paz -expresó el centauro de oro, observando y observando a todos los presentes, mientras acomodaba sus pasos y preparándose para expresarse.

-¿Quién eres… de dónde vienes,… y qué quieres? -manifestó la autoridad del pueblo, aún impactado por ver a un humaoide con cuerpo de caballo.

-Vengo de muy lejos, muy lejos; soy Equinoccio y pertenezco a una horda de personajes como yo; y en cuanto para qué vine, pues vengo a advertirles sobre la venida de una estampida de minotauros, humanoides gigantes, demonios embravecidos, y toda clase de personajes monstruosos.

         Al oír aquel augurio, los cancerberinos se alarmaron, y fue así que Adalid preguntó a Equinoccio, ¿qué podrían hacer? Y fue así que el centauro de oro le dijo a la autoridad cancerberina su plan. Por tanto, usando su poder, al llegar el día no había pueblerino alguno en Cancerbero. Llegaron todos aquellos minotauros, humanoides gigantes, demonios embravecidos y monstruos en general; y para su sorpresa no vieron a nadie. Por lo cual, siguieron su camino. Pero, ¿qué había pasado?

-¡Qué gran poder tienes Equinoccio! -expresó Adalid lleno de agradecimientos, los cuales se los expresó en nombre del pueblo-. Nunca me había imaginado convertirme en una constelación, al igual que todo mi pueblo.

-No es nada, Adalid. Solo cumplí con mi misión -refirió el centauro de oro.

-¿Volveremos a verte Equinoccio?

-Te aseguro que sí. Cada vez que levanten la mirada ahí estaré.

         Por tal que, dicho y hecho, luego que el centauro de oro partió. Levantaron la mirada y pudieron verlo. Ahí estaba. Equinoccio era ahora una pléyades. Y en agradecimiento, Adalid decretó que, de ahora en adelante, ya no serían cancerberinos, sino centaurinos. En memoria de aquel centauro de oro. Colorín colorado…


Esgrimista

lunes, 29 de marzo de 2021

Drones contra la pandemia (cuento)


 

-¡Miren, es un cangrejo gigante!

-¡No, es un arañón!

         Ni uno ni otro, lo que estaban viendo eran drones dirigidos a distancia; pero no eran como los recientes modelos. Se trataba de drones con cabeza humana. Puesto que a sus creadores les pareció una buena idea. No obstante, dichos drones estaban sobrevolando toda la capital. Se les vio en la cima del cerro San Cristóbal; otras personas aseguraron verlos sobrevolando el Jirón de la Unión; también se les pudo ver sobrevolando la Plaza Mayor; y como si fuera poco se les vio en las alturas del Parque Kennedy y en La Punta.

         Se trataba de batallar la proliferación del Coronavirus. Por tal que muchos científicos estaban monitoreando, el desplazamiento de dichos aparatos aéreos. No obstante, que a veces el tiro se escapa por la culata, sucedió que como mencionamos, que dichos drones tenían cabeza humana, y recordando que la Covid-19 se transmite de persona a persona, pero sobre todo de nariz a nariz o de boca en boca. Aconteció lo contraproducente. Dichos drones con cabeza humana en vez de apoyar contra la propagación del virus, lo propaló. Y cada vez que aquellos artefactos volaban bajo, había veces (como cualquier otro humano), estornudaban y/o tosían. Por lo cual, de esa manera contagiaron a mucha gente, y mientras más territorio sobrevolaban, el detrimento era mayor. Hasta que se tuvo que suspender su funcionamiento; pero, aunque suene cuento de ciencia ficción, dichos drones ya no eran controlables. Al parecer habían podido autocontrolarse, lo cual alarmó a los científicos y en general a toda la gente. Por tal, aquellos portadores de Coronavirus pasaron a ser una amenaza pública e incluso nacional. Y cuando parecía que eran indestructibles. Cuando parecía que no podían ser detenidos. Sucedió lo inesperado. La Covid-19 que tenían dentro de sí, pasó de asintomático a sintomático. Por lo cual, luego de 14 días empezaron todos aquellos drones con cabeza humana, a presentar los síntomas, y empezaron a caer como moscas. Uno a uno, y otro a otro; hasta que todos los drones fallecieron y/o ya no funcionaban. Y cuando las personas se les empezaron a acercar irresponsablemente para tocarlos, sobre todo atraídos por sus cabezas humanas, como kamikazes estallaron, uno por uno; y como consecuencia fueron afectados todos aquellos “curiosos”.

         No obstante, sucedió lo inesperado. Muchos levantaron la mirada, y…

-¡Es un cangrejo gigante!

-¡No, es un arañón!

         Sin embargo, no eran drones; se trataba de ovnis que tenían la misma apariencia. ¿Y qué pasó? Eso ya pertenece a otra historia.


Esgrimista

viernes, 26 de marzo de 2021

El abogado de Diablo (cuento)

 


En un lugar del altiplano; lejos, pero, muy lejos de las ciudades se hallaba un pueblo llamado “Diablo”. Y como todo pueblo tenía sus habitantes, y dichas personas como es de deducir solían tener algunas diferencias, malentendidos, escaramuzas, por no decir peleas y harto golpe. Sin embargo, la cuestión era que muy seguido aquella gente solía tener discusiones. Por tanto, como es de deducir no había las suficientes autoridades con quienes resolver sus problemas. Sin embargo, había un brujo llamado Candelus; con quien acudían para sanarse de los males físicos o según ellos “espirituales”. Además, había lo que llamaríamos un juez, llamado Inexorablus; el cual era la única autoridad con quien resolvían sus problemas. No obstante, los habitantes de Diablo poco a poco se fueron dando cuenta que necesitaban a alguien imparcial y justo para que los defendieran. Por tal, Candelus invocó toda una noche para que llegara un defensor. Una persona que pudiera ayudarlos, lo que llamaríamos un abogado, pero que en esta historia se llamaría Paladinus. Muy temprano llegó un día. Nadie sabía de donde apareció. Sin embargo, él se presentó y les prometió que de ahora en adelante los ayudaría a resolver sus problemas cotidianos. Y precisamente, los problemas no se hicieron esperar. Al día siguiente lo convocaron, por un problema entre dos familias. Una de ellas afirmaba que cuatro caballos les pertenecían, y la otra familia argumentaba lo mismo. Por tal, aunque Paladinus no era un genio en las matemáticas, no dudó en sentenciar la solución:

-Bueno señores, todos sabemos que, los cuatro caballos no les puede pertenecer a las dos familias. Por tanto, que propongo que cada familia se quede con dos caballos, y así no habrá injusticias-. Y como si sus palabras fueron hipnóticas, las dos familias estuvieron de acuerdo de llevarse dos de los equinos.

         No obstante, como los problemas aguardaban como un “efecto dominó”; el próximo caso fue sobre una niña y un niño. Los padres alegaban que a ellos por individual les pertenecían ambos. Sin embargo, Paladinus en ese momento sintió como si tomara una limonada helada. Sin más peroratas, sentenció que el niño le pertenecería al hombre hasta los trece años; y la niña del mismo modo le pertenecería a la mujer hasta la misma edad; ultimó diciendo que cuando llegara dicho tiempo que regresaran para legalizar el acuerdo.

         Por otro lado, como el destino nos pone pruebas para verificar nuestro talento; un día convocaron al abogado por parte de Candelus y de Inexorablus. Ambos afirmaban que no podrían seguir conviviendo en el mismo pueblo. Y dicha situación era afirmada por la gente de Diablo. Y una vez puestas “sus barbas en remojo”, les prometió una solución al día siguiente. Por tal que Paladinus, se pasó esa misma noche, pensando y pensando, cavilando y cavilando. Hasta que se oyó el canto de los gallos, y el abogado con sus dos ojeras, estaba muy preocupado y sin una solución determinante. Cuando en eso, vio a las entradas del pueblo unos turistas, y apresurándose a recibirlos les dijo:

-Bienvenidos a Diablo -expresó el abogado-. Vienen justamente en el día en que se enfrentarán cara a cara y cuerpo a cuerpo… el brujo y el juez de este pedazo de Tierra.

         Mientras tanto, ambos contendientes muy enfurecidos, esperaban la solución. Y de pronto, vieron llegar forasteros. Aquello los extrañó mucho, y olvidaron por un momento sus diferencias. Sin embargo, los turistas aguardaban al enfrentamiento. Y viendo que no ocurría lo prometido. Todos ellos se abalanzaron y los lincharon. Cuando en eso, el firmamento se oscureció y se presentaron rayos y truenos. Haciendo acto de presencia lo increíble de lo increíble.

-¡Maldición, he tenido que aparecer para resolver el conflicto!  Desde ahora ya no habrá brujo, ni juez, ni abogado. Declaro este pueblo… maldito -rugió el mismo diablo, y calcinando a los tres personajes.

         A partir de ahí aquel pueblo se llamó “Maldito”, y se volvió un lugar turístico, pero solo para ser visitado por otros diablos. ¿Qué qué pasó con los lugareños? Se convirtieron en escritores de fantasía y ciencia ficción.


Esgrimista

jueves, 25 de marzo de 2021

Cerebro vs. Corazón (cuento)

 


En un planeta desconocido, y en una galaxia muy lejana; existía la rivalidad entre dos ejércitos. Uno de ellos se hacía llamar “cerebro”, y se jactaban de tomar sus decisiones de manera intelectual y haciendo uso de sus mentes. No había nada que no decidieran sin utilizar el planteamiento cerebral. Por otro lado, estaban sus rivales; una etnia llamada “corazón”; y esta última era lo más opuesta de sus enemigos. Dícese que, para tomar sus determinaciones, hacían uso de su lado sentimental. No había nada que hicieran, así como así. Siempre tomaban la mejor opción haciendo uso de su estigma, es decir, con su rasgo que palpitaba hasta el último de sus días.

         Y como en toda historia siempre hay un conflicto; pues el conflicto estaba en relación a la cacería de un león, llamado Felium; del cual se decía que su órgano palpitante era de rubí. Aunque suene inverosímil, dicha leyenda era cierta; pero otra realidad era que el mismo león tenía su cráneo hecho de diamante. En estos momentos, de seguro que muchos lectores ya están interesándose más por la historia. Pues bien, luego de mucho blablabla, ambos ejércitos tomaron la decisión de cazar a dicho león; cada cual por su propia conveniencia. El líder de corazón, es decir, Amax dio la voz de abalanzarse sobre el feroz felino. Mientras que el líder de cerebro, llamado Crán, ordenó a su hueste dirigirse a cazar a dicho felino. Por tal que el león al verse acorralado, optó por entrar en una gran cueva; no obstante, dicho lugar era un recinto espeleológico que no permitía que ingresen muchos personajes; y estando el león dentro solo se permitía el acceso a los dos líderes. Fue así que primero ingresó Amax, en busca del rubí, y a pesar que era un lugar muy oscuro y lleno de insectos, roedores y toda clase de rocas; el líder de corazón portando en una mano una antorcha y en la otra una lanza, arremetió contra el felino. No obstante, dentro de un lapso de tiempo se oyó un rugido y un grito que dedujeron que era de Amax. Pasaron cinco minutos y ya no se oía nada. Por lo cual, Crán ante la expectativa de su ejército, no tenía más opción que ingresar para obtener el diamante de aquel felino. Fue así que tomando aire y con el mínimo valor que le quedaba; también ingresó con una antorcha en la mano y en la otra mano tenía un gran pedazo de carne. Por lo cual, no se oyó ningún rugido ni onomatopeya alguna. Y luego de algunos minutos salieron los dos. Crán incluso salió cabalgando al león, ante la sorpresa y la ovación general. Pero, ¿qué había pasado? Felium estuvo muy hambriento, pero además estaba herido. Por lo cual, cuando entró Amax, el famélico animal lo devoró sin miramientos; no obstante, cuando ingresó Crán, no solo siguió alimentando al león, sino que lo curó de una astilla que tenía en una pata, y le quitó una piedrecilla que tenía en una de sus muelas. Por tanto, el líder de cerebro y su gente se ganaron la “amistad” de Felium. Demostrando en esta oportunidad que cerebro le ganó a corazón. No obstante, se hicieron tan, pero tan amigos del león, que dejaron de lado matarlo para obtener el diamante. Por lo cual, aunque parezca mentira, Amax, ya siendo un espíritu, manifestó en su condición, que “no siempre gana cerebro, ni tampoco corazón”.


Esgrimista

miércoles, 24 de marzo de 2021

A punto de dinamitar el hormiguero (cuento)

 


-¡Miren esas criaturas!

-¡Qué grandes son! ¿Son hormigas?

-¡Pero son gigantes!

         Efectivamente, un día, o mejor dicho una noche, una gran nave espacial acuatizó en nuestro océano Pacífico y luego de un lapso de tiempo, dicha nave se aproximó a tierra firme. Según los que pudieron verlos aseguraban que eran unas hormigas gigantes, pero en realidad eran una etnia espacial. Una de las millones de formas de vida que hay en el universo. Ellos eran los drulén, que en esta ocasión tenían como líder a Qom. Todos ellos tenían muy impactados a los terrestres. Sin embargo, ¿qué hacían en nuestro planeta? Pues que venían huyendo de otra etnia espacial, los cuales se los comían. Dichos enemigos eran lo equivalente a nuestros osos hormigueros. Por tanto, según la lógica imaginamos que dichos enemigos de los drulén, serían mucho más gigantescos. No obstante, la lógica no siempre se cumple. Por lo que un día, o mejor dicho una noche, el firmamento se iluminó, y aterrizaron unas naves, pero que no eran tan gigantescas. Por tal, cuando se dejaron ver, sucedió un efecto irrisorio, ya que al contrario de lo que se creía, dichos osos hormigueros eran del tamaño del común de los terrestres. Pero, ¿quiénes eran estos osos hormigueros, y qué querían? Pues que eran otra de las millones de etnias espaciales que existen en el universo. Se llamaban los atsum, y como si fuera algo paradójico, ni bien estuvieron en tierra empezaron a buscar, rastrear, e incluso portaban unos aparatos futuristas que los ayudaban a encontrar a Qom y su gente. No pasó mucho tiempo para que las hormigas gigantes “edifiquen” sus hormigueros, que como imaginarán eran inmensos. Y los osos hormigueros localizaron a sus apetecibles hormigoides. Y sin más miramientos se lanzaron sobre sus víctimas. Parecía una escena de Gulliver y los liliputienses. Cientos de hormigas gigantes reducidos y siendo devorados por aquellos feroces osos hormigueros. Era increíble que los estereotipos clásicos en que se dice que los grandes vencen a los chicos, pues escapaba de dicha ley. En un par de horas ya no existía ningún drulén, y Qom hace rato había sido devorado. Y los terrestres que habían sido testigos de aquella “carnicería” solo estuvieron como tal, e impotentes. No obstante, una vez que los atsum ya estuvieron satisfechos, oyeron la voz de Creled, su líder:

-¡Grax paradois sunkrutocia flumizaroie!

         Dichas palabras ordenaban a los atsum para que volvieran a la nave y regresaran a su “hábitat”, en algún lugar del universo. Sin embargo, Qom y los drulén nos dejaron como legado aquellos hormigueros, que estuvieron a punto de destruir. No obstante, a última hora se tomó la decisión de declarar patrimonio espacial bioxenofílico. Por tal, nació el dicho que dice “Si te pican cinco hormigas, no dinamites el hormiguero”.


Esgrimista

martes, 23 de marzo de 2021

El caballo regalado (cuento)

 


Allá en el viejo oeste era muy rutinario tener y cabalgar su propio equino. En aquellos días no había transporte público. De repente nos hace acordar al caballo de Troya, o a una de las películas de “Volver al futuro”. No obstante, este relato también tiene por personaje a caballos. Y donde hay caballos, es obvio que debe haber jinetes. La planicie donde se desarrolla esta historia, como es lógico tiene un norte y un sur. La historia inicia cuando un emisario proveniente del sur, es decir, de Australes llega hasta los terrenos del norte, es decir, a Boreales. Dicho heraldo se presenta ante el máximo jefe de aquel terreno septentrional; y luego del saludo protocolar, procede a leer el papiro, donde su más importante cláusula indica que el caballo donde viajó el emisario del sur le sea entregado, pero como no siempre todo es felicidad, el heraldo procede a sacar su arma y dispararse a él mismo, como si fuera un kamikase.

         Por su parte, los de Boreales, y más precisamente su líder Cenit, se impactan ante tal crudeza del hecho. Sin embargo, como dijo el emisario dicho caballo fue un regalo por parte de el líder de los Australes, es decir, Nadir. Por tal que este último accede a que dicho equino se quede y pase a ser del ejército de Cenit. No obstante, el líder de los Boreales no se siente bien sin corresponder al regalo entregado. Así que, a la mañana siguiente, ordena enviar un mensajero y también llevando con él un caballo y su papiro. Y al llegar hasta los terrenos de Nadir, también lee el papiro, y a vista y paciencia de todos, se dispara en la sien. Por lo cual, el máximo jefe austral se siente mal de haber iniciado un intercambio de kamikazes. Y toma la decisión de ir él mismo a establecer la paz y la tranquilidad. No obstante, su homólogo pensó lo mismo. Así, que a primera hora, ambos máximos de máximos, enrumbaron hacia los terrenos del contrario, y en el camino se encontraron los dos, cara a cara. Se saludaron. Compartieron la vivencia de intercambio de caballos. Rieron un poco, y ambos leyeron los decretos que portaron, y sin más preámbulos. Los dos contaron: uno, dos,… y tres, y cada cual se disparó así mismo. Quedando los dos territorios acéfalos, pero sobre todo sin mensajeros kamikazes. Por lo cual se suspendió el envío de caballos de regalo, ya que todavía no se inventaban los veterinarios dentistas.


Esgrimista

 

lunes, 22 de marzo de 2021

Catapultas literarias: ¿Verso o Prosa?

 


Tratar este tema me lleva al pasado. Y como suele pasar todo pasa como jugando. Jugar a alucinar a ciertas circunstancias para vacilón de otro u otros. Sea como fuere, cuando naces con la virtud o destreza, dicha cualidad te seguirá y te perseguirá a donde vayas, o el tiempo que le tome alcanzarte.

 

En mi caso disfrutaba escribiendo crónicas. Contando vivencias propias y metiéndole picardía y mofa; y como nunca falta también estaban presentes el ajo y la cebolla. Paralelamente me vi magnetizado por los versos en rima. Siguiendo con el tema del juego, disfrutaba en mis primeras épocas haciendo cuartetas y escribiendo y escribiendo sornas o apologías. Todo eso me gustaba, pero como digo siempre. Lo hacía para diversión de otros.

 

Ahora, la pregunta del millón: ¿cómo pasé de “poetastro” a prosaico? Lo lógico hubiera sido empezar con los cuentos y seguir con las novelas; sin embargo, como durante mucho tiempo fui lector de novelas, pues ahí fue donde me picó el bicho de escribir mi primera novela a la que llamé “El oráculo de Xarcax”.

 

Una vez que ya la tenía de manera tangible y física. Fue como un contrato conmigo mismo. Aparte de ser periodista; y habiendo escrito mi primera novela; no había marcha atrás. Seguiría escribiendo y escribiendo. No obstante, por el tema de los costos, me animaron a escribir cuentarios, es decir, libros de cuentos. Ha pasado mucho tiempo, y hay tres cosas que jamás me abandonarán: la poesía, los cuentos y las novelas que aguardan ver la luz pública. Saludos colegas y nunca renuncien a sus sueños literarios.


Esgrimista

domingo, 21 de marzo de 2021

21 de marzo: Día Mundial de la Poesía

 



Milenario arte de antaño,

con gotas de filosofía se hace,

ya verán que después de este año,

un parnaso increíble nace.

 

¿Quién puede superarte?

le pregunto al mundo entero,

es de sabios valorarte,

ya que comprenden tu sendero.

 

Por miles de años hiciste,

sonreír y hacer llorar,

ya que para eso fuiste,

creado para reflexionar.

 

Eres fotografía del sentimiento,

vanagloriado siempre será,

tu autor que con talento,

corazones duros ablandará.

 

En tu legión hay mil soldados,

cuya arma es la inspiración,

y ellos crean ahí sentados,

esperanzas de vida como canción.

 

Si tu pasatiempo es escribir,

ya sea en verso o en prosa,

no tardarás en percibir,

el placer que tu alma goza.


Esgrimista

 

viernes, 19 de marzo de 2021

Su vida escalando (cuento)

 


En unos minutos despegaría aquel cohete, pero ya previamente el encargado de las escaleras estaba cumpliendo su función; y así los tripulantes pudieron ir subiendo y acomodándose en sus asientos, listos para realizar un nuevo viaje a alguna galaxia lejana.

-Llamando a Yerson de la torre de control. ¿Nos escuchas?

-Los escucho… fuerte y claro.

-Ok, entonces ya retírate del cohete, que ya va a despegar.

-Bien. Entendido torre de control.

         Y ustedes se imaginan, ¿cómo llegó Yerson a formar parte de la NASA? Les resumiré la historia: resulta que él creció en una familia muy humilde, por lo cual inició a aportar con la canasta familiar de su hogar, y en un principio ayudaba a su papá en el rutinario oficio de colocar flores en el cementerio más cercano a su vivienda. Por tal, que luego de unos meses se volvió ducho en la materia. Y le perdió el panorama sombrío de aquel panteón. No obstante, que cuando faltó negocio en aquel cementerio tuvo que “buscárselas” en otros cementerios. Y fue ahí que un señor vio su destreza con la escalera y le ofreció un puesto dentro de una compañía de bomberos. En ese momento, Yerson no lo pensó dos veces y aceptó dicha ocupación. Por lo que como imaginarán, en los siguientes meses el amigo escalerista ya estaba acostumbrado al gran sonido del camión de los bomberos, e incluso hubo veces que se le vio como un experimentado bombero, salvando vidas ante el asombro de toda la gente que lo observaba. Además, las palmas no se hicieron esperar, y llegó el momento en que tanto él y su familia estaban orgullosos. Y así se la pasó con aquella herramienta de trabajo, que desde muy pequeño le ayudó a subsistir: su escalera.

         No obstante, volviendo al presente, cuando todavía estaba trabajando en la NASA, cuando faltó un tripulante, preguntaron si había algún voluntario, y como es de esperar fue Yerson, quien levantó el brazo. Por tal que al subir una vez más dicha escalera, la cual en el otrora se la había acomodado a otros, sentía algo extraño. Un presentimiento, pero no le dio importancia. Fue así que el cohete despegó y como si fuera castigo etéreo, explosionó, perdiendo la vida todos sus tripulantes. Y cuando volvió en sí, se encontraba al inicio de una escalera, y una voz le decía que suba. Por tal, subió y subió, hasta que apenas y con un gran esfuerzo llegó hasta arriba, en lo que podríamos llamar las puertas del cielo.

-¿Dónde estoy? -preguntó Yerson, muy extrañado de tanta luz que enceguecía.

-Estás en el cielo, Yerson -le respondió el mismísimo San Pedro.

-¿Ya estoy muerto? -preguntó muy asustado y triste.

-Ahora estás en el cielo, sin embargo, debido a tu gran vocación de servicio en tu vida, volverás y se te encomendará una gran misión.

         Fue entonces que Yerson volvió a la vida y cuando recuperó el conocimiento, se vio en la puerta de un inmueble, que era en realidad una fábrica, que en cuanto vio un cartel en la entrada, no tuvo dudas e inmediatamente supo cual era su pronta misión, y el letrero decía: “Fábrica de escaleras Yerson”.


Esgrimista

jueves, 18 de marzo de 2021

Ascensor del futuro (cuento)

 


-Hasta Marte nomás señor -expresa un pasajero más del día a día de Máximun, quien era un ascensorista más, empleado de la empresa de transportes espaciales Perúterra.

-Al momento señor, vamos a Marte -expresa dicho ascensorista como si fueran a dos cuadras desde la perspectiva del pasado.

         Una vez que llegaron a Marte y bajó el pasajero, apareció un nuevo pasajero que con mucho apuro le dijo a Máximun: ¡hasta Júpiter por favor, que llevo prisa!

Y ese era el día a día del ascensorista, pero, ¿cómo fue que se llegó a alcanzar dicha tecnología espacial?

         Todo comenzó hace mucho tiempo, cuando el humano o el intelectual de aquellos tiempos en el otrora, se preguntó: ¿cómo podríamos “visitar” otros planetas? ¿y, además, ya hace mucho que llegamos a la Luna. Así que muchos empresarios empezaban a pensar y pensar sobre la manera de conquistar mejor el Sistema Solar… en primera instancia. Entonces fue que se inició la eterna carrera espacial, y poco a poco empezaron a experimentarse con ascensores del tipo de cierto empresario chocolatero de la tele. No obstante, como ocurre en todas las instancias, tanto Máximun como muchos otros ascensoristas empezaron a quejarse que no les pagaban. Llegando el momento en que se paralizó el servicio. Es decir, que muchos pasajeros quedaron varados a la mitad de su destino. Y se supo que muchos se quedaron en Saturno y Júpiter. Puesto que en estos dos últimos planetas se hacía mucho turismo. Entonces, la gente empezó a protestar contra la empresa Perúterra. Y los ascensoristas, que se negaban a mover un dedo hasta que se les pague.

-Máximun, ¿que están diciendo en la Tierra? -preguntaba su colega Zenit, fastidiado también por la falta de pago.

-Todavía nada. Me parece que mejor nos sentamos. Esto va a durar mucho, como siempre ha sido.

         Y cuando nadie se lo esperaba apareció en escena un agujero negro, el cual empezó a absorber los ascensores que se habían quedado estáticos. Y se los tragó con todo y tripulantes, e incluso con pasajeros.  Fue entonces que las autoridades de Perúterra, entraron en pánico, viendo que sus empleados eran devorados por aquel fenómeno espacial. No obstante, tanto Máximun como Zenit habían sido absorbidos. Por tanto, que como ocurre en todas las historias sucedió lo inesperado. Entró en escena el Sol y le dijo al agujero negro que lo absorba a él, para que todos los demás se salven. Pero el agujero negro se rio del astro rey, y no aceptó su propuesta. Así que el Sol sin más miramientos, pidió ayuda a su vecino. Le pidió ayuda a la galaxia Andrómeda, y fueron donde el agujero negro, pero nuevamente éste no aceptó y se rio de ambos. Y ante la negación de dicho fenómeno espacial, fueron a buscar ayuda y más ayuda en otras galaxias. Hasta que llegaron hasta el centro del universo. Cuando en eso, Máximun fue zarandeado por Zenit. Informándole que el jefe de ambos, Draconio. Les avisaba que volvió la corriente eléctrica en todo el edificio, y que volvieran a trabajar, y además que si los sorprendía amodorrados dentro del ascensor. Los expulsaría de su empleo, aunque tuviera que botarlos a la calle con todo y ascensor, e incluso los amenazó que tendrían que buscar trabajo hasta que su empresa Perúterra, ingresaran al negocio de los ascensores espaciales.


Esgrimista

miércoles, 17 de marzo de 2021

El Afilador (cuento)

 

Mientras se iba afeitando como un acto tan rutinario como comer o dormir, por más que iba concentrándose en cortar sus barbas, no pudo evitar que su pensamiento se traslade hacia el pasado; a aquellos tiempos en que disfrutaba con todo lo referido a afilar. Todo lo que concernía a dicho acto, lo deleitaba y lo hacía feliz. Cómo no recordar, que, desde el colegio, gozaba afilando sus lápices. E incluso se ganaba alguito, afilándole las puntas de los lápices de aquellos compañeros que no habían traído sus respectivos tajadores. Del mismo modo, se “bañaba” de fruiciones, afilando las púas de sus trompos, los mismos que rajaban y/o se incrustaban en los trompos rivales. Y siguió pasando el tiempo. A propósito que su padre, que dicho sea de paso conjuntamente con él conformaban una familia muy humilde, se dedicaba a caminar por las calles de una pequeña ciudad, buscando clientes para afilarles los cuchillos, o lo que sea que se necesite afilar. Había buenos días, en que regresaban contentos, y celebraban comiéndose un buen cebiche, que disfrutaba con la familia. Su madre vendía hierbas. Toda clase de productos naturistas; por tal era lo equivalente a una farmacia, pero en este caso sería medicina alternativa. Y también tenía una hermana, que al principio ayudaba a su mamá con la tiendita naturista; pero que luego conjuntamente con una amiga inauguraron un puesto de libros y revistas de segunda mano.

         Su pensamiento nuevamente volvió al presente, y recordó aquel duelo que tenía pendiente contra su enemigo, llamado Perjurio, el cual había deshonrado la pureza de su hermana, Selene; pero ahí no había quedado el agravio. El susodicho enemigo, también había ofendido a su padre, Candelario, llamándolo “afilacuchoide jubilado”; y como si no habría sido suficiente también se metió con su madre, Celestina, tildándola de “bruja vendedora de hierbamalas”. Era la hora del destino, y se encontraba Perjurio frente a frente con “Loco chaveta” (así lo llamaron desde chiquito). Luego de volver su pensamiento a aquellos tiempos en que afilaba las hachas a los leñadores, volvió en sí, y se lanzó contra su enemigo. La contienda se hacía cada vez más brava. Primero las ropas fueron rasgadas, pero luego les tocó el turno a las pieles de los dos émulos. La sangre de ambos empezó a brotar y brotar. Y como suele pasar, siempre hay un vencedor y un vencido. Esta vez “Loco chaveta” triunfó, y se dio el gusto de ver el cadáver de su enemigo tirado en el suelo, y vio la sangre que brotaba y brotaba. Sin embargo, cuando pensaba que estaba todo consumado, fue detenido por romper con las normas establecidas en dicha ciudad. Por cual, fue condenado a la pena que le correspondía. Y unos segundos antes que se ejecutara su pena, observó a sus familiares y les pidió que incineraran su cuerpo. Cuando en eso (como si se cumpliera la ley del talión o su karma) cayó la guillotina, cercenando su cabeza. Fue muy llorado por familiares y amigos. Y cumplieron su última voluntad. Esparciendo las cenizas de su cuerpo hacia el mar. Sin embargo, como no detalló qué harían con su cabeza. La familia, luego de tres largos días, tomaron la decisión de hacerle taxidermia e inauguraron un exitoso negocio de restaurante cebichero, al que pusieron de nombre “Loco chaveta”. Colocando su cabeza disecada en la entrada, y aunque parezca mentira, muchos de sus clientes afirman que aquella cabeza se mueve, que los observa con los ojos, y peor aún que hubo una vez que escupió un gargajo a un cliente que habló mal de su recuerdo, es decir, que habló mal del susodicho “Loco chaveta”.

 

Esgrimista

martes, 16 de marzo de 2021

El fabricante de sombreros (cuento)


 

Durante todo el verano le fue bien, pero cuando fue pasando el tiempo su clientela bajo, y bajó y bajó más. Estaba prácticamente en la quiebra. Y pasó del desánimo a la depresión. Su “fábrica” que ha propósito estaba en su misma casita de esteras, era testigo de su mala suerte en su negocio. No obstante, que cuando menos se lo esperaba lo visitó un viejo amigo, y al contemplarlo para reconocerlo, el ánimo fue mutuo:

-¡Fortunato! ¡Cuánto tiempo!

-¡Serafio! ¡A los años amigo!

         Fue entonces que el fabricante de sombreros, le contó a su amigo su desdicha. Fue entonces que su amigo le contó que ahora estaba hecho un hombre de ciencia mezclado con la parapsicología. Y le prometió a su amigo que resolvería su problema.

-Muéstrame tus sombreros, Serafio -le dijo su amigo ante la incertidumbre del sombrerero.

-Vaya, vaya, no veo en tus sombreros nada anormal. Tu único problema es que ya no estamos en verano -expresó Fortunato, pero en esos momentos maquinaba la forma de sacar a flote el negocio de su amigo-. Déjame ir a mi casa, traeré algunas herramientas y volveré como relámpago.

         Entonces, Serafio aprovecho para degustar un pan con mantequilla con un cafecito, y luego se recostó. No obstante, luego de un parpadeo Fortunato ya estaba de vuelta con un costal plateado.

-¿Qué es todo eso amigo?

-Son solo algunas herramientas, pero no te preocupes. Déjame que yo haré exitoso tu negocio.

         Serafio no lo podía creer. ¿Cómo haría exitoso su negocio en quiebra? Fue entonces que luego que los relojes dieran varias vueltas, Fortunato le anunció a su amigo que había triunfado.

-Mira, ¿qué te parece?

-A ver, a ver explícame…

-Pues verás, he logrado que quien se ponga tus sombreros, cuando uno de nosotros tenga puesto este sombrero luminoso, automáticamente podremos leerle la mente. ¿Qué te parece, Serafio?

-¡Increíble! ¡Sensacionalmente increíble!

-Así es amigo, y eso nos volverá muy ricos… ¡Muy ricos!

         Fue entonces que la situación del fabricante de sombreros, de un día para otro permutó. Y ahora, cuando la gente se ponía los sombreros que les vendía Serafio, pues que teniendo puesto el sombrero matriz, podía leer la mente de toda la gente que usaba dichos sombreros. No obstante, como la fortuna, e incluso la de Fortunato, a veces puede cambiar. Un día recibió la visita de un hipnotizador, y le increpó que había descubierto la manipulación de las mentes colectivas. Y que por eso había perdido muchos clientes. Por tal, que Serafio, le dijo que toda la maquinación había sido posible gracias a su amigo Fortunato. Y al escuchar ese nombre, le dio “calambre en el cerebro”. Al parecer dicho hipnotizador conocía a Fortunato. Y sin más cháchara, se fue, raudo y vertiginoso. Al día siguiente, salió en los periódicos:

HIPNOTIZADOR Y TELÉPATA LINCHADOS POR MULTITUD DE COLEGAS “SERRUCHADOS”


Esgrimista

 

lunes, 15 de marzo de 2021

A un año de la cuarentena

 


Los que son mis asiduos lectores saben que no suelo tratar sobre temas que escapen de la cultura, literatura, etc. No obstante, mañana 16 de marzo, se cumple un año desde que supimos cómo era la vida dentro de un zoológico.

 

Hace un año, por culpa de esa maldita Covid-19, que por cierto se expandió por todo el planeta, nuestro presidente de aquel entonces tomó la drástica decisión, al igual que muchos mandatarios a nivel internacional, de decretar la cuarentena, pero, que, además, se han confundido lo que es cuarentena, emergencia sanitaria y estado de emergencia.

 

No obstante, como sabemos desde que el Coronavirus infectó y seguía infectando y matando gente, los científicos del mundo iniciaron una interminable carrera por crear la cura, la vacuna contra aquel virus. Sin embargo, como ya es de información internacional, varios laboratorios han creado su propia vacuna, la cual está siendo adquirida, comercializada por los gobiernos y por lo menos en nuestro país se va inoculando desde los personajes de primera línea, como son los médicos, las fuerzas armadas, personal que está cerca a los infectados, y ahora continúan los adultos mayores.

 

Todos estamos esperando y es nuestro mayor deseo que esta pandemia acabe. Eso sería lo óptimo, pero también hay que ser pacientes, puesto que es muy posible (o al menos eso expresan los especialistas) que queda una carrera dilatada, por lo cual, solo nos resta tomar todas las medidas que ya conocemos, y también la repetitiva frase “no hay que bajar la guardia”. Incluso cuando ya tengamos las dos dosis por persona, debemos seguir las normas ya establecidas. Y, por último, orar para que esta pandemia pase, pero como también dijeron “la vida ya nunca más será como la conocíamos”.


Esgrimista

viernes, 12 de marzo de 2021

Omninautas (cuento)

 


Pasado un tiempo de lo que se llamó el Big Bang, se originó el universo infinito, o al menos eso todavía se cree por parte de muchas etnias espaciales. Millones de galaxias, y que en muchas de las cuales existen seres que se encargan de “visitar” formas de vida más primitivas. En este caso, una de esas etnias del espacio son los omninautas, los cuales se han dado la misión de acercarse hasta la Vía Láctea, hasta el Sistema Solar y por supuesto al planeta Tierra. Hace mucho tiempo nos visitaron y observaron que habían muerto las colosas criaturas a las que llamábamos los dinosaurios, pero también pudieron darse cuenta que muchos de los entes, habían desarrollado lo que lamamos la escritura, el fuego, la agricultura y la ganadería. Así que se retiraron, mientras que los humanos fueron evolucionando. Por su parte, aquellos omninautas provenían de una lejana galaxia en la cual había un super planeta llamado Omnión. Ellos fueron desde siempre una civilización muy avanzada. E incluso se cree que ya existían desde antes del Big Bang. Toda su tecnología sería lo que nosotros llamaríamos el futurismo. No obstante, se acercaron nuevamente y observaron que estaba ocurriendo la caída del Imperio Romano de Oriente y Occidente. Es posible que los omninautas hayan visualizado dichos hechos y “darle una mano” a algunas de las partes. Siendo testigos además de la creación de las armas y del sometimiento del vencido por parte del vencedor. Por lo cual, decidieron retirarse y esperar a ver cómo seguíamos luego de bastante tiempo. Una vez pasada mucha cronología, los habitantes de Omnión se aproximaron y llegaron mas o menos a lo que se llamaría la edad moderna, y vieron la toma de Constantinopla por los turcos en 1453, y la Revolución Francesa, en 1789. En aquel tiempo, lo que nosotros llamaríamos evolución, para nuestros visitantes lo llamarían, la lucha por las libertades. Observaron que los habitantes de la Tierra, ya no eran tan pacíficos, y quizá nunca lo fueron, pero el hecho es que dichos visitantes del espacio, se cuestionaban la manera en que batallaban unos ejércitos contra otros, en pro de su emancipación. Siendo testigos que aquellos enfrentamientos, en que se derramaba mucha sangre, se había convertido en parte de sus vidas. No obstante, quizá no haya quedado registrado en nuestra historia. Muchas veces los omninautas ayudaron a algunas de nuestras etnias terrícolas, pero lo más probable es que haya quedado como un misterio más de nuestro mundo. Además, debido a las adelantadas tecnologías por parte de lo que nosotros llamaríamos sistemas de computadoras inteligentes, supieron que la humanidad se había trancado en la edad contemporánea. Habían mejorado las relaciones y, por tanto, hubo mejores pactos entre lo que nosotros llamamos países. No obstante, nuestros habitantes estuvieron muy alarmados, cuando se desataron la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Es muy posible que los omninautas, hayan intervenido, quizá no de manera finiquitante, pero por ahí, saboteando los armamentos, reduciendo a los ejércitos, en fin. Luego, muchos años más adelante, nuestros visitantes han visto con satisfacción que no solo han reducido las guerras, sino que, mejorando sus tecnologías, sus medicinas y vacunas contra las enfermedades. Aquellos avances los vieron como buenas señales. Por lo cual, se retiraron un poco más tranquilos. Hasta que pasó el tiempo y fue pasando más. Sin embargo, sus sistemas de computadoras inteligentes, les avisaron que aquí en la Tierra se había desatado una pandemia. Una enfermedad que era transmitida de humano a humano, y que había extendido su letal ola de muerte a magnitudes colosales. Por tal, nuestros visitantes se alarmaron. Hicieron su ingreso de manera clandestina (como siempre lo han hecho). Y empezaron a investigar aquella enfermedad que nosotros los humanos hemos denominado Coronavirus o Covid-19. Además, que sus tecnologías iban indicando que todos los días morían millones de personas. Por lo cual, dicha crisis sanitaria se había desbordado y se nos había escapado de las manos. Por lo que procedieron a crear una vacuna que pueda reducir y eliminar dicho ataque virulento. Y también, nuestra civilización se había puesto a crear dicha vacuna. Por tanto, era una especie de carrera intercósmica. Y como todo en esta vida llega o cae de maduro, llegó el día en que aquella vacuna fue descubierta. Los científicos de China, Reino Unido, Estados Unidos, Rusia, entre otros, descubrieron su vacuna contra el Coronavirus. No obstante, los omninautas, viendo que se habían salvado los pocos miles de humanos que quedaban, literalmente dieron un suspiro. La humanidad había sobrevivido. Por lo que vieron que ya no era necesaria la vacuna que ellos mismos habían creado. Y fue así que se retiraron hacia Omnión. Sin embargo, cuando ya estaban allá, se dieron cuenta que se habían contagiado con la Covid-19. Por un momento, pensaron que no había qué temer, puesto que tenían la vacuna que ellos mismos habían creado. Pero para su sorpresa, no hacía efecto. Por lo cual, dichos omninautas empezaron a morir como moscas. No quedándoles más remedio que viajar hasta la Tierra, para pedirnos que les facilitemos nuestras vacunas, para poder salvar a su etnia espacial. Sin embargo, luego que hicieron el pacto, y tuvieron la vacuna, regresaron a su planeta, pero se dieron con la sorpresa que todos ya habían muerto. Procediendo de inmediato a aplicarse nuestra vacuna contra el Coronavirus. Y pensando que se habían salvado, suspiraron, pero no volvieron a despertar. Tal vez nuestra vacuna no era compatible con sus organismos, pero el hecho es que, desde aquel momento, Omnión se volvió un planeta regado de cadáveres de omninautas. Y nunca más se supo de ellos. Nunca más nos visitaron… hasta el día de hoy… y quizá hasta el fin del mundo.


Esgrimista

jueves, 11 de marzo de 2021

Zombis en Día de Brujas (cuento)

 


Lo que vieron fue zombis acéfalos, de pie y que en una mano tenían su cabeza y en la otra una vela. Y con su voz característica expresaban:

-¡Haaalloweennn! ¡Haaalloweennn!

Dicha experiencia los hizo gritar como nunca habían gritado. Los niños soltaron los dulces y los adultos también estaban muy espantados. Lo peculiar es que todos estaban vestidos como zombis. Salieron corriendo de ahí y daban gritos pidiendo auxilio, pero la gente que los veían, creyó, que se trataba de una performance para asustar a otros. No obstante, para que les creyeran se sacaron las máscaras, y justo pasaba por ahí un patrullero. Se detuvo, y los adultos del grupo les dijeron a los policías que en su casa habían encontrado zombis reales sin cabeza y que no sabían qué hacer. Así que uno de los efectivos, a sabiendas que anteriormente otra familia les había reportado la misma historia. Les pidió que se calmaran y aprovechando que detrás vino otro patrullero tuvieron que acomodarse, y ambas unidades fueron a la casa de aquella familia. Y como suele pasar en las películas de espantos, al ingresar a la vivienda todo estaba en orden. Uno de los oficiales les pidió que se calmaran, que no existían aquellos muertos vivientes que se metan en las casas. Y por su parte, la familia observaba los diferentes contornos de su casa, pero como decía el oficial todo estaba en orden y no había rastros de aquellos zombis, y ni siquiera había ningún indicio de sangre. La policía se retiró y les pidió que se calmen, que todo había sido fruto de su imaginación.

-Familia, calmémonos. Sé que todos hemos sido testigos de aquellos muertos vivientes. Ha sido inexplicable, pero ya pasó. Fue solo una aterradora experiencia. Ahora, descansemos que mañana iremos al cementerio, ya que el día 2 de noviembre es Día de los Muertos y va mucha gente -expresaba Analía, a quien su esposo llamaba a veces Anubis.

-Así es. Todo ya pasó. Cosas como esta suelen pasar en películas de terror. Como dice mamá, solo fue una mala vivencia, y así que quitémonos estos disfraces de zombis -señaló Manuel, a quien su esposa a veces le decía Moon Ra.

Esa noche fue tranquila. Los niños, quienes fueron los más asustados, luego de dos horas recién pudieron alcanzar a Morfeo. Ellos eran Odagio, a quien llamaban Odín, y el otro niño era Aladino, a quien llamaban Alá. Ambos pudieron dormir hasta el otro día. Hasta que a la mañana siguiente:

-Vamos familia. Hoy tenemos que ir a "visitar" a los abuelos -dijo Moon Ra, secundado por Anubis.

Se vistieron formalmente y arrancó su automóvil, que a propósito dichos padres sabían que lo habían conseguido en una barata, puesto que sus dueños anteriores habían sido baleados. Toda una familia fue asesinada y encima que le habían conjurado una maldición, pero que ni Anubis ni Moon Ra habían dado importancia. Llegaron al cementerio, al viejo panteón donde descansan en paz los restos mortales de toda clase de gente. No obstante, parecía como cualquier día. No había mucha gente, puesto que era 1 de noviembre. Fecha que se celebra Día de los Santos. Bajaron del automóvil maldito y se dirigieron a la tumba de los abuelos como cada primer día de noviembre. Para su sorpresa, la tierra donde normalmente había pasto, había sido removida. Como si los abuelos hubieran salido. Ello impactó mucho a Odín y Alá, y del mismo modo sus padres se preguntaban qué había pasado. Miraron a sus alrededores y solo vieron a un viejito de barbas grises, que portaba un manojo de llaves a la altura de su cintura.

-Señor, disculpe. ¡Señor!

-¿Sí, díganme?

-¿Sabe qué ha pasado? Muchas de las tumbas han sido escarbadas. Como si los muertos habrían escapado y fugado -preguntó Anubis, a la espera de una explicación al igual que toda la familia.

-¿Qué no saben? Jajaja. Desde ayer estuvieron de fiesta aquí. Y muchos salieron como lo que son… zombis. A propósito que Mamapacha y Wiracocha, también salieron y dijeron que iban a ir a visitarlos.

-¿Quiénes dice? -preguntó Moon Ra.

-Los abuelos de los niños… de Odín y Alá. Y será mejor que regresen a casa, pues de seguro les llevarán los dulces, que les iban a llevar ayer -expresó aquel viejecillo, con una sonrisa fantasmal.

-Vamos, Anubis. Los abuelos deben estar esperando. De seguro están como zombis. Llama a la policía, llama a la morgue y sobre todo… llama a otro escritor que cambie esta historia.

 

Esgrimista

miércoles, 10 de marzo de 2021

Las zapatillas de cristal y Yoda (cuento)

 


-Atención, todas las unidades, se está en busca de un sujeto que hurtó unas zapatillas de cristal. La descripción del implicado es: vestía camisa azul, pantalón negro, zapatos cafés y tiene una extraña forma de hablar, como el maestro Yoda de la “Guerra de las galaxias” -reportaban por radio desde una de las comisarías, sobre aquel individuo buscado por la justicia.

El incidente ocurrió hace dos días, en un sofisticado y exclusivo baile de un club miraflorino. Las parejas estaban con atuendos muy elegantes, tanto las damas como los caballeros. Aquella noche sucedió el atraco. El sujeto buscado por la ley, conjuntamente con otros dos cómplices, llegada la medianoche dieron varios tiros al aire, y en medio de los gritos de las damas presentes, los hampones procedieron a realizar su fechoría. No obstante, cuando pudieron haberse robado muchas cosas valiosas, como celulares, joyas, dinero en efectivo, tarjetas de banco, en fin, extrañamente se llevaron las zapatillas de cristal de la homenajeada en dicho baile. Sin embargo, uno de los asistentes a dicho evento apretó un botón, que estaba destinado a llamar a la policía. Y cuando los malechores ya se estaban retirando, entraron en escena los policías. A lo que el jefe de los asaltantes les gritó a sus compañeros:

-¡Vamos, largarnos de aquí debemos, si es que a la cárcel irnos presos no queremos!

Todo pasó tan rápido que los hampones, tuvieron que dar tiros al aire, para hacerse paso entre los invitados. Sin embargo, la policía logró capturar a uno de los secuaces. Terminando aquella noche, con los efectivos pidiéndoles a los asistentes que se retiren, y citando a algunos de los presentes para que brinden su testimonio.

-Vamos, camina, camina -le decía uno de los policías al detenido, el cual ya se temía los malos tratos y un infinito interrogatorio.

Una vez en la comisaría, empezaron a hacerle las preguntas de rutina. Es decir, nombres completos, edad, alias, oficio (si es que lo tenía), prontuariado, etc. No obstante, ante tanta presión, aquel detenido en un arranque de locura le arrebató el revólver a uno de los guardias y se dio un certero balazo en la sien. Muriendo en el acto. Todos los policías presentes se asombraron del hecho. Quizá que el reciente suicida estaba muy asustado por las amenazas que siempre les hacía su jefe. Que ni se atrevan a hablar porque de un pistoletazo les volarían la cabeza y haría lo mismo con sus familias. Es posible que el que se quitó la vida, temía aquella amenaza. No obstante, se organizó un plan de acción y se buscó al jefe de aquellos hampones hasta debajo de las piedras. Sin embargo, lo que casi nadie sabía era que dichas zapatillas contaban con un sistema de GPS, por lo cual, se empezó a rastrear las zapatillas. Y luego de algunos minutos, se dio con las coordenadas de dichos calzados. La policía sin más miramientos, fueron a la dirección donde habían localizado al jefe de los hampones con sus secuaces.

-¡Yoda, los tenemos rodeados! -salgan con los brazos en alto y nadie resultará herido.

-Sí arrestarnos ustedes quieren, vengan y acérquense si valor tienen.

-Ya están advertidos. Solo les daremos un minuto, o abriremos fuego -expresaba uno de los oficiales de policía.

No obstante, en ese momento apareció el hado padrino de Yoda. Le dijo que qué quería. Y él se acercó a su oído y le dijo su petición. Por lo que, con unos movimientos de su varita mágica, cumplió con sus peticiones. Volvió en infantes de pañal a los policías, y a sus patrulleros en carritos a pilas. Y a Yoda y sus secuaces los limpió de culpa, es decir, borró de los expedientes su prontuariado. No obstante, como aquel hado padrino estaba a favor del bien, y sabía perfectamente que Yoda y los suyos eran delincuentes. También los volvió infantes de pañal, como para que empezaran sus vidas de nuevo. Y para finalizar tomó aquellas zapatillas hurtadas. Se las llevó a la dama que procedían y ella estuvo tan agradecida que le pidió que transformara aquellos calzados en su príncipe azul. Por tal, dicho y hecho, con unos movimientos de su varita mágica convirtió aquellas zapatillas en un policía de uniforme azul.

 

Esgrimista